Está por agotarse la temporada de verano, caracterizada obvio por esas semanas donde muchas familias disfrutan de un período vacacional. Por ello, al irse traslapando los descansos y ausencias, es natural que la agenda pública se reduzca, así como muchos entornos familiares tienen que entrar a otra dinámica diaria por la presencia de todo el día de los niños en casa.
Esas semanas están por concluir, de hecho un regreso masivo se dará el lunes próximo y la vida en muchos hogares volverá a la rutina. Esto viene a cuento a propósito de lo que ha sucedido respecto a las informaciones que surgen del estado y mantenimiento del recién estrenado Bosque Urbano. Una semana sí y la otra también, hay algo que siempre mancha lo que debería ser una obra trascendente para la ciudad, ya que se creó un espacio de convivencia sana para todos los ciudadanos en un área que por años fue de ciénegas creadas por vertederos de aguas negras.
El Bosque Urbano podría convertirse en la obra en que realmente pueda recordarse positivamente la administración de Eduardo Olmos. La Gran Plaza y la nueva presidencia municipal, fueron proyectos que nacieron en la megalomanía de Humberto Moreira, cuando el Gobierno estatal gastaba dinero a manos llenas, que a la postre condujo a que los coahuilenses tengan que vivir hipotecados por más de 20 años. Es cierto que la Gran Plaza es hoy un digno recinto para concentraciones masivas, que bien sirven para eventos culturales o conciertos, aunque en La Laguna construir una enorme plancha de concreto tal vez no fue precisamente lo más adecuado, el clima de aquí lo puede demostrar cualquier día.
La presidencia es otra cosa: ese edificio de multiniveles si bien es enorme y modernista, no era la prioridad número uno en las necesidades de los torreonenses, pero nuevamente es preciso remitirse a las acciones desproporcionadas que se cometieron durante el gobierno del profesor.
La nueva presidencia municipal, la Gran Plaza y el estacionamiento subterráneo construido en la segunda, fue en parte la explicación que condujo a la insolvencia del Municipio, sin dejar de lado la rampante corrupción que se propagó por muchas de las dependencias pertenecientes a la actual administración. El Simas es un ejemplo de a lo que la desfachatez y el cinismo pueden conducir. La empresa que vende agua simplemente opera en números rojos.
Es por eso que nace un sentimiento de tristeza y coraje cuando el Bosque Urbano sufre la misma indolencia que toda la ciudad ha soportado en este cuatrienio que está a punto de terminar.
Vaya, sencillamente agosto ha sido un mes en que el paseo público en cuestión, ha sido noticia en varias ocasiones. Para empezar, la semana pasada, personal de la Comisión Federal de Electricidad se apersonó en dicho lugar para simplemente cortar el suministro del fluido eléctrico por la sencilla razón de ausencia de pago. Un ejemplo más del cinismo, una obra que costó más de 120 millones de pesos y que da albergue a decenas de miles de ciudadanos, según cifras del propio Municipio, tiene que sufrir la carencia de servicios elementales como lo es la corriente eléctrica.
Luego, al hacer un recorrido por el lugar, persiste la pigmentación oscura del agua del lago artificial, atractivo importante y elemento que da belleza al sitio, pero de nuevo, aflora el descuido de lo que ha sido una constante en el gobierno del alcalde Olmos y las aguas que en su inauguración eran de color verde, hoy su tonalidad es oscura, despidiendo olores desagradables que dan la sensación de que está podrida. El lago permite que se practique el remo, pero debe ser molesto y hasta asqueroso navegar en aguas nauseabundas, aunque el presidente Olmos haya hecho una aclaración diciendo que el cambio de color es por las algas que se formaron en el fondo y que los olores se producen justamente en el área donde el agua del lago es tratada y que la dirección de los vientos ha hecho que esos aromas sean percibidos. El caso es que el agua hoy sigue oscura, ojalá sea eso y vuelva a un color más amigable.
Decir que los baños no tienen papel higiénico, que en algunos bebederos no sale agua, sería a estas alturas pecata minuta, pero el fondo de todo es ya de plano hacer una plegaria en nombre de la comunidad, para que una cosa tan buena como lo es el Bosque Urbano no termine en el abandono y en condiciones deplorables; hay que hacer votos para que en este cierre de administración, Eduardo Olmos muestre algo de energía, responsabilidad y pundonor, y haga todo lo necesario para que este espacio sea lo digno y bonito que merece Torreón. Al menos eso.