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Alice Munro, la rebelión culpable del ama de casa

Ganadora. El Nobel de Literatura premió este año a la canadiense Alice Munro, considerada una 'maestra del relato breve contemporáneo' , según el fallo de Estocolmo. Esquiva. La escritora ha sido indiferente con los reflectores.

Ganadora. El Nobel de Literatura premió este año a la canadiense Alice Munro, considerada una 'maestra del relato breve contemporáneo' , según el fallo de Estocolmo. Esquiva. La escritora ha sido indiferente con los reflectores.

EL SIGLO DE TORREÓN

La combinación de una estricta educación presbiteriana con la convicción de que no podía ser sólo una ama de casa amalgamaron la vida y obra de Alice Munro, que ha logrado el máximo reconocimiento profesional con el Premio Nobel de Literatura 2013, guardando un poso de culpabilidad por su carrera.

La escritora canadiense no pudo terminar sus estudios universitarios, se casó muy joven con su primer marido y rápidamente tuvo hijos, pero se negó a acatar el dictado de un entorno social machista y provinciano y empezó a escribir cuentos cuando su prole dormía la siesta, quisieran las niñas o no.

Pero, como aseguró de ella Antonio Muñoz cuando la nombró "Duquesa de Ontario", "preferir secretamente la vocación de la literatura a la de la maternidad tenía algo de impulso de perdición" y en Munro, como en muchos de sus personajes, la convicción de seguir sus impulsos va acompañada de una cierta mala conciencia, de la sensación de que llegará el castigo.

Empezó creando cuentos con la idea de ser novelista cuando sus hijos crecieran y le dejaran más tiempo libre que el de la siesta, pero finalmente se encontró más cómoda en un género que ha llevado a otra dimensión gracias a la complejidad moral de sus personajes, mujeres en su mayoría.

No por que se considere feminista, sino más bien porque ve mucho más complicado introducirse en la mente de un hombre.

En 1961, con treinta años y tras publicar algunos de sus cuentos en revistas, The Vancouver Sun le dedicó un reportaje, lo tituló "Ama de casa encuentra tiempo para escribir relatos" y la fotografió junto a sus dos niñas.

LITERATURA E IDENTIDAD

Décadas después reconoció que cuando escribía no pensaba en su familia sino en ella misma, buscando un espacio propio más allá del de mujer y madre, y apuntó que sus hijas quizá habrían sido más felices si les hubiese dedicado más tiempo.

La nueva premio Nobel de Literatura, anunciada ayer, tiene fama de ser esquiva con la prensa y los festivales literarios, tanto como lo ha sido con ella el galardón, al que fue favorita varias ocasiones.

A través de contadas entrevistas demuestra otras aristas de esa personalidad dual: si bien arrastra la austeridad presbiteriana que le fue inculcada en su familia, se reconoce presumida, disfruta yendo de compras aunque se avergüence de ello y lee Vogue a escondidas, aunque encuentre escandalosos los precios de las prendas y zapatos que muestra la revista.

De hecho, también Muñoz Molina la definió, cuando Munro rondaba los 80 años, como "una mujer que no es que haya sido una belleza, sino que lo es" y se sintió seducida por los retoques para eliminar arrugas, aunque lo desechó porque pensó que su madre, a la que admiraba profundamente, lo hubiera considerado una frivolidad.

FORJADORA DE UN GÉNERO

Se la conoce como "la Chéjov canadiense", apodo que no le gusta, aunque fantaseó con la idea de haber sido su esposa cuando indagó en la vida de la matemática y novelista rusa del siglo XIX Sonia Kovalevski para uno de los cuentos de "Demasiada felicidad".

Y es que Munro, nacida en el seno de una familia muy humilde de granjeros emigrados de Escocia, siempre ha tenido constancia de que la vida es muy dura y así lo ha reflejado en sus escritos.

Nacida en 1931 en Whingham, una zona rural de la provincia de Ontario, vive en otro pueblo perdido del área, Clinton, donde se permite explorar el entorno agrario con su segundo marido, el geólogo Gerald Fremlin, como forma para recabar información e ideas para sus cuentos, ya que también ve cierta frivolidad en pasear por placer por el campo o irse de vacaciones.

Quizá sea esa austera concepción de la vida la que le impidió retirarse de las letras, tal como anunció cuando publicó "La vista desde Castle Rock". Tener tiempo libre para comer con amigas y dedicarse a la jardinería y a obras de caridad le hicieron regresar a su profesión.

Gran obra compleja

La editora de Lumen, Silvia Querini, que tiene los derechos en español para la obra de Alice Munro, definió la obra de la Premio Nobel de Literatura como un universo que muestra "la complejidad que está hirviendo debajo de la aparente banalidad".

Querini hizo esa declaración ante un grupo de periodistas en la Feria del Libro de Fráncfort tras llegar al stand del grupo Random House visiblemente emocionada por el galardón concedido a la escritora canadiense.

"Es una satisfacción tan grande", dijo Querini sin salir todavía de su conmoción, pese a que no es la primera vez que uno de sus autores obtenía el Premio Nobel de Literatura. En esta ocasión la emoción tenía algo especial porque, según explicó, había luchado nueve años por obtener los derechos de Munro.

"Luché nueve años por tener a Alice Munro en Lumen. Si hubiera que ilustrar el catálogo de Lumen con una sola imagen, esa imagen tendría que ser la foto de Alice Munro", dijo.

Sugerencias

Libros que acercan a la obra de Munro:

⇒ Mi querida Vida, 2013.

⇒ La vida de las mujeres 2012.

⇒ Demasiada felicidad, 2010.

⇒ Las Lunas de Júpiter, 2010.

⇒ Amistad de Juventud, 2010.

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Escrito en: Premios Nobel Premio Nobel Nobel de Literatura Alice Munro

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