Amor de telenovela en la vida real

Su relación comenzó en un foro de televisión, el set de alguna película o en el escenario de alguna puesta en escena, donde su labor era recrear una historia de amor ideal que conquistara a todo aquel que la viera, pero esa ficción ha llegado a convertirse en una realidad para sus actores y, en algunas ocasiones, sin un final feliz como el que aparece en la pantalla.

Los actores Fernando Colunga y Blanca Soto, y Ariadne Díaz y José Ron, fueron este año los protagonistas de las telenovelas Porque el amor manda y La mujer del vendaval, respectivamente; hoy son pareja lejos de las cámaras.

"El amor y la pasión de esa relación están sujetos a cierto nivel de subjetividad porque obviamente comenzaron a fincar su supuesto amor y atracción en un escenario, en más de un sentido de la palabra, donde todo estaba articulado para que fuera perfecto", comentó el sicólogo y especialista en terapia sexual Rubén Carbajal.

El problema, explica Carbajal, es que las relaciones de pareja para nada son perfectas, y cuando se dan en el contexto de una representación se puede perder de vista esta realidad. "Ellos están como en la fase de enamoramiento y ya de por sí ésta es una quimera; ahora, el enamoramiento en un escenario de telenovela es doble fantasía".

El también creador del espectáculo El secreto que separó a los hombres de las mujeres señaló que al darse una relación de esta forma es casi seguro que el rompimiento se dé casi de manera inmediata.

"Muchas veces, al poco tiempo termina esa fantasía por romperse, porque la realidad se impone, porque resulta que el actor X no es como el personaje que interpretaba", comentó el sexólogo.

La puesta en escena Perfume de Gardenia vio nacer el amor entre Sebastián Rulli y Aracely Arámbula en 2012, un año después la pareja anunció su rompimiento sin que dieran a conocer los motivos. Eduardo Santamarina y Susana González protagonizaron el melodrama Velo de novia (2003), en la cual iniciaron un noviazgo que duró cuatro años y que llegó a su fin por una supuesta infidelidad del actor con Mayrín Villanueva, su coprotagonista en Yo amo a Juan Querendón, por mencionar algunos ejemplos.

Por eso no es extraño ver personalidades en un bache emocional y personal al terminar su noviazgo o matrimonio con su compañero en escena.

"Las relaciones en sí no creo que sean las destructivas, el desencanto sí, no solamente en este tipo de relaciones, sino en todas aquellas en que tienen un aterrizaje forzoso, y finalmente la realidad se termina imponiendo y el individuo abre los ojos", dijo Carbajal.