Antidepresivos por siempre
La palabra ‘antidepresivos’ forma parte del vocabulario de la sociedad moderna; quizá hasta se pronuncia más a menudo que la misma depresión. Aun así, en torno a estos fármacos hay mucha desinformación y ello provoca temor sobre todo en quien recibe la noticia de que debe tomarlos a diario, por el resto de su vida.
La salud física es uno de los factores más importantes de nuestro bienestar general, pero no el único. Sin la salud mental es complicado alcanzar un estado de equilibrio. Desafortunadamente existen enfermedades como la depresión, de la cual es bien conocido que se manifiesta con tristeza, cansancio, sueño excesivo o insomnio, alteraciones en los cambios de humor y hasta en los hábitos alimenticios.
Desde hace años los medios de comunicación nos recuerdan que este padecimiento se ha vuelto algo común en las sociedades modernas y esa circunstancia ha obligado a que la comunidad médica responda con los llamados antidepresivos. Se trata de fármacos que cuentan con el objetivo de disminuir los impactos de dicho estado mental, a fin de que el paciente sea capaz de llevar una vida normal.
NO TODO ES ANTIDEPRESIVO
Hay dos tipos de depresión: la crónica y la transitoria. Para esta última no existen recetas o tratamientos que incluyan antidepresivos, solamente se indican sustancias ansiolíticas, medicinas de menor repercusión en el organismo, que sólo son auxiliares para gente deprimida por un suceso impactante o que sufre de tristeza profunda. Algunos de los ansiolíticos más populares son el bromacepan (de nombre comercial Lexotan), el diazepam (Valium) y el clorazepato de potasio (Tranxilium).
Los ansiolíticos poseen un efecto similar al de un sedante, es decir, tranquilizan de inmediato las emociones del paciente y lo ayudan a pasar por el momento difícil de una forma menos agresiva. Es preciso recalcar que ninguno de ellos reemplaza las funciones de un antidepresivo regular, pues a menudo se da esa confusión entre la población.
Y es que contrario a una creencia común, los antidepresivos no tienen elementos sedantes ni cuentan con efectos similares. Se trata de fármacos con ingredientes específicos que apoyan al paciente a regular algunas secreciones (neurotransmisores y hormonas) responsables del estado de ánimo. Por su naturaleza nunca son comercializados sin una receta psiquiátrica y siempre deben ir acompañados de un tratamiento integral. Cada antidepresivo cuenta con características específicas, algunos atienden principalmente a los desórdenes del sueño y la alimentación, unos más a los generadores de la alegría y la circulación (como las endorfinas) y otros simplemente impactan en todos los planos en los que se cuente con una afectación.
Por otro lado, se sabe de personas quienes dicen ingerir antidepresivos pero en realidad son ansiolíticos; y no lo hacen porque un médico se los indique, sino porque les provocan tranquilidad, un estado de ánimo relajado o alegre. Hay quienes los toman como una manera de evadir su realidad o hasta por ‘moda’; hablaríamos de consumidores ilegales pues en principio también se requiere receta para acceder a los ansiolíticos. Aun así, al menos en nuestro país a menudo los empleados de las farmacias no solicitan al cliente su receta tratándose de medicamentos como el Valium.
De cualquier forma, los especialistas descartan que haya adictos a los antidepresivos, y explican que se trata de una creencia alimentada por el cine y la televisión, que denigran y hacen burla de los depresivos.
DE POR VIDA
Cuando un individuo manifiesta síntomas de depresión que se prolongan durante meses, es posible que su padecimiento no sea de tipo transitorio sino crónico.
La diferencia entre una y otra clase es que mientras la primera desaparece luego de un tiempo, con ayuda del tratamiento indicado, para la crónica usualmente no existe una cura definitiva. Se trata de un estado permanente en el que el paciente deberá adaptarse a ingerir antidepresivos como parte de su vida diaria. Estos pacientes son canalizados con el psiquiatra, por un psicólogo o médico general.
Antes de que el deprimido crónico tome su primera dosis de medicamento debe someterse a un estudio integral, que en principio se basa en su historial y la revisión de su estado anímico, aunque en algunos casos también puede incluir exámenes de tipo físico.
Todavía se estudian la relación entre los daños en áreas cerebrales, el historial familiar y otros factores que pudieran privilegiar la aparición de la depresión crónica; no obstante se sabe que suele surgir de manera indiscriminada y en cualquier etapa vital. De hecho algunos estudios han mostrado que llega a alcanzar a personas en rangos amplios, desde la tercera edad hasta menores de dos años. Es descrita frecuentemente como un estado mental donde hay un desorden emocional generalizado y puede manifestarse en tres niveles: leve, moderada e intensa.
Una vez que el psiquiatra autoriza el uso de los antidepresivos, se analizará una lista larga de los que pueden administrarse para iniciar el tratamiento. Algunos de los más prescritos son la sertralina (Acortral), citalopram (Seropram), paroxetina (Paxil), imipramina (Talpramin) y otros derivados; todos cuentan con efectos variables de acuerdo a las dosis y frecuencia de consumo.
Cabe señalar que con ningún antidepresivo existe la posibilidad de una sobredosis, si se siguen al pie de la letra las indicaciones de un profesional.
Asimismo, si alguien suspende de manera repentina su tratamiento y prolonga su abstinencia por unos días no hay peligro grave de daño físico al organismo, sólo podría enfrentar la recaída en un estado mental de tristeza e incomodidad. No obstante, si deja de tomarlos permanentemente, se corren riesgos importantes, pues una depresión sin la atención adecuada puede acarrear desde desórdenes de sueño hasta tendencias suicidas.
Ingerir antidepresivos de por vida no es dañino a otros órganos de manera directa. De cualquier forma, algunas veces los psiquiatras recomiendan visitar al gastroenterólogo u otro especialista a fin de que descarte alguna posible afectación al hígado o riñones, sin embargo se trata de casos con porcentajes mínimos pues las sustancias en cuestión se encuentran precisamente diseñadas para evitar ser dañinas.
¿MALAS NOTICIAS?
La ciencia y la medicina moderna ofrecen cada vez más alternativas para mejorar nuestra calidad de vida en los aspectos físico y mental. Hoy en día el diagnóstico de la depresión crónica no tiene por qué representar una tragedia para el afectado y sus familiares.
La comunidad psiquiátrica internacional realiza esfuerzos con el objetivo de que ese concepto negativo sobre los tratamientos antidepresivos sea eliminado del imaginario social; simultáneamente intenta abrir una ventana para ofrecer soluciones a quienes desconocen las ventajas de tratamientos menos costosos y más cómodos.
Nuevas generaciones de medicamentos, mejores técnicas de atención integral y aparatos de última generación ya son parte del horizonte que, según los psiquiatras, se abre para todos los que padezcan de este desequilibrio y quieran llevar una existencia tranquila y saludable.
Correo-e: riturriaga@elsiglodetorreon.com.mx