Una mayoría de estadounidenses estima necesario aprobar una reforma migratoria y confía más en el presidente Barack Obama para confrontar este reto que en los republicanos, reveló una nueva encuesta difundida ayer.
La asignatura es una de las cuatro más importantes sobre las que tanto Obama como el Congreso deben ocuparse este año a decir de una mayoría de estadunidenses, quienes le dieron al mandatario mejores calificaciones que a los legisladores.
De acuerdo con la encuesta conjunta entre el Centro de Investigaciones Pew y el diario USA Today el tema del déficit presupuestal quedó colocado a la cabeza de esta lista de prioridades.
El 70 por ciento de los estadounidenses dijo que es esencial que Obama y el Congreso se ocupen de ese tema, seguido por el de la reforma migratoria, sobre el que un 51 por ciento se pronunció un este sentido.
Para un 46 por ciento la prioridad debería ser la legislación sobre armas de fuego y apenas un 34 por ciento colocó en esta categoría el tema del cambio climático, incorporado por Obama en su reciente mensaje sobre el estado de la nación.
La encuesta permitió conocer que muchos estadounidenses apoyan brindar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados una ruta hacia la ciudadanía, como parte de las soluciones para resolver este asunto.
Para un 47 por ciento tanto el camino a la ciudadanía como fortalecer la seguridad y el control sobre la frontera con México deben ser prioridades en el debate migratorio, algo favorecido por Obama, pero no por muchos republicanos.
En este sentido un 50 por ciento dijo que la manera como Obama ha confrontado el tema de la migración ha sido la mejor, en contraste con el 33 por ciento a favor de los republicanos.
Acuerdan principios de reforma en EU
Empresarios y sindicalistas acordaron principios compartidos sobre una reforma migratoria integral que analiza el Congreso de EU, aunque reconocieron que todavía van a "medio camino" del proceso.
La declaración conjunta fue suscrita por el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donohue, y el presidente de la Federación Estadunidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), Richard Trumka.
El acuerdo, logrado luego de meses de negociaciones, estableció que los trabajadores estadunidenses deben tener acceso prioritario a puestos de trabajo disponibles, en especial los de comunidades desfavorecidas. En segundo lugar, cuando los empleadores no puedan llenar vacantes con ciudadanos estadounidenses, tengan facilidades para la contratación de extranjeros sin pasar por un proceso "difícil e ineficiente".