La ayuda total del Gobierno a los productores se ha reducido del 28 por ciento del ingreso agrícola bruto entre 1991 y 1993 al 12 por ciento entre 2009 y 2011, y actualmente es inferior al promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es de alrededor del 20 por ciento, advirtió Roberto Delgado Gallegos, consultor de mercados agrícolas.
En tal virtud, añadió, México no sólo debe aspirar a un mayor crecimiento económico y social, sino alcanzar un crecimiento con calidad, empezando por fortalecer a las instituciones de las que todos dependemos: la familia, la escuela, la clínica de salud, etc. Por ello, dijo, crecer con calidad implica combatir la pobreza rural, la desigualdad y el atraso en que viven millones de productores agrícolas.
En 2010, el sector agrícola representó apenas el 3.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de México, pero empleó al 12.7 por ciento de la fuerza laboral, añadió.
La agricultura, subrayó, es menos productiva que otros sectores de la economía y muestra una pronunciada dualidad entre un gran número de pequeñas propiedades (de dos hectáreas o menos) que producen alimentos principalmente para el autoconsumo y un reducido número de extensas explotaciones agrícolas comerciales a gran escala (de más de 50 hectáreas) que representan una considerable proporción de la producción agrícola.
En ese sentido, refirió el especialista del sector agropecuario, México es un importador neto de productos agroindustriales (con un déficit comercial de tres mil 600 millones de dólares en 2010).
El reto, en consecuencia, no sólo es mejorar la competitividad del sector y convertirlo en una nueva fuente de crecimiento, sino reducir la pobreza, terminó advirtiendo Delgado Gallegos.
