Efecto. Prevén una contracción de 4.9% en el envío de remesas en 2013, debido a la apreciación del peso.
La apreciación de peso frente al dólar seguirá jugando en contra de las remesas que se reciben en el país, por lo que podrían registrar una contracción de 4.9 por ciento al cierre de 2013 respecto al año pasado, considera Grupo Financiero Ve por Más (Bx+).
Ello, luego de que en marzo pasado las remesas familiares cayeran 14.70 por ciento, su mayor contracción desde septiembre de 2012, que fue de 20.24 por ciento, lo que sorprendió a los mercados que esperaban un descenso de solo 7.60 por ciento.
Para la Subdirección de Estrategia Económica de Bx+, un elemento que afecta negativamente el envío de dólares es la apreciación de la moneda mexicana, por lo que "modificamos nuestro pronóstico de 2013 a una contracción de 4.9 por ciento con respecto a 2012 en el envío de remesas, con una recuperación en el último trimestre del año".
Expuso que la caída de las remesas en marzo pasado se debió principalmente a la apreciación de 3.27 por ciento en términos anuales del tipo de cambio, ya que pasó de 12.81 en marzo de 2012 a 12.33 pesos por dólar en el mismo mes de este año.
Dijo que la diferencia entre el consenso y el dato realizado se debió a que, a pesar de la recuperación del empleo en el sector inmobiliario, los connacionales residentes en Estados Unidos con familiares en México prefirieron mantener un ahorro moderado y reducir el envío de dólares.
Lo anterior, con la expectativa de que la divisa se aprecie en un futuro, lo que aumentaría el valor de las remesas enviadas a México.
Espera que la contracción sea menor en abril, ya que si bien el peso se apreció 6.7 por ciento a tasa anual, la creación de empleo en el sector de la construcción ha mostrado una tendencia positiva en los primeros tres meses de 2013, en línea con la lenta recuperación que se espera para el sector laboral estadounidense.
Por lo anterior, la contracción de las remesas en abril podría ser de hasta 11.7 por ciento, de acuerdo con la estimación de este grupo financiero.
Por su parte, BBVA Research considera que la Semana Santa, el tipo de cambio, la debilidad en el empleo para los migrantes mexicanos y el efecto de comparación llevan a la mayor disminución anual de las remesas desde septiembre de 2012, con lo que acumulan nueve meses consecutivos con bajas a tasa anual.
En el caso de la Semana Santa, considera que desde el jueves 28 de marzo hasta el último día de marzo, las principales instituciones donde se pagan remesas en México no tuvieron actividad, por lo que las remesas recibidas a fines de ese mes fueron mínimas.
En cuanto al tipo de cambio, señala que la moneda mexicana reporta una apreciación de casi 4.0 por ciento entre noviembre de 2012 y marzo de 2013, lo que impacta negativamente en los envíos de remesas, puesto que cuando los dólares que los migrantes envían se transforman en menos pesos "los incentivos a enviar se reducen".
Si bien en Estados Unidos los hispanos en su conjunto se encuentran en niveles máximos históricos de empleo, los migrantes mexicanos en general aún muestran dificultades para emplearse, señala.
En cuanto al efecto de comparación, la caída a tasa anual de las remesas en marzo pasado se vio agudizada, dado que el tercer mes de 2012 fue uno de lo que reportó más ingresos por estos recursos en ese año.
Prevén menor crecimiento
Banamex Citi revisó a la baja su estimación de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano para 2013, de 3.6 a 3.2 por ciento, ante el magro avance de la actividad económica en el primer trimestre y una expansión anual más lenta que lo antes previsto en el segundo semestre.
Para la Coordinación de Estudios Económicos y Sociales del grupo financiero, este ajuste implica una desaceleración de la actividad económica mayor a la antes prevista para la primera mitad del año. En este contexto, explica, para el segundo semestre se espera que la actividad económica comience a repuntar, apoyada en parte en una recuperación gradual de la demanda externa, que se reflejaría en un mejor desempeño de la producción manufacturera local.
Mientras que sobre la demanda doméstica, la premisa básica es que seguirá su crecimiento en el segundo semestre del año, aunque todavía a un ritmo relativamente lento, apoyada por un mayor gasto público, que debe llevar a una mejora en la inversión, en particular en construcción.
Así, "el menor nivel previsto para la actividad económica del primer semestre nos llevó a estimar una tasa de crecimiento anual del PIB más baja para la segunda mitad del año, en 3.8 versus 4.1 por ciento en nuestro pronóstico anterior", precisa. Destaca el hecho de que la actividad económica en el primer trimestre registró un crecimiento más débil que el previsto, además de que el reciente reporte del Índice Global de la Actividad Económica (IGAE) fue decepcionante, al crecer sólo 0.4 por ciento anual en febrero. Datos oportunos para marzo apuntan hacia una desaceleración adicional en términos anuales, por lo que estima que el IGAE se contrajo 0.9 por ciento anual, en parte por la influencia negativa del calendario, por la Semana Santa.