Con civilidad y resignación, Jesús de León, agradeció a sus seguidores el apoyo dado, aunque no pudo acumular los votos suficientes para ser presidente municipal, asegurando que la causa de su derrota fue la sumatoria de votos por las alianzas partidistas.
Me recordó una vieja anécdota política: Un viejo líder ejidal, se propuso hacer presidente municipal a un compadre. El trabajo fue laborioso, pero con su experiencia y liderazgo, logró que todos los partidarios de la población acataran su voluntad y eligieran al preferido para representar al partido en la contienda por la alcaldía. Todo estaba dispuesto para que sus propósitos se cumplieran.
Llegó el día en que el líder del partido del estado, acudió a la municipalidad y luego de discursos y comideras, llegado el momento de la despedida, se acercó al viejo político y susurrándole al oído le dio el nombre de otro partidario elegido para el puesto, alguien diferente a su compadre, quien al saber el resultado de la decisión, molesto y confundido, le pidió una explicación, a lo que el viejo, encogiéndose de hombros respondió: "compadre, entiende: ganates, pero no salites".
El triunfo del PRI en las elecciones municipales de La Laguna, dejó nuevas experiencias a todos los participantes, tanto ganadores como perdedores, los segundos insistiendo en la cantaleta del fraude electoral, que bien les pudieran decir, sin concederles razón, "ganates, pero no salites". Finalmente aceptaron la voluntad popular reconociéndose perdedores.
Los ganadores, espero aprendan que acabaron los tiempos del cacicazgo y que, aún con el apoyo de sus respectivos gobernadores, deben tener un desempeño sobresaliente. Las muy pocas diferencias en las votaciones, -el PRI perdió 20,000 votos en Torreón- muestran que el triunfo se alcanzó con el apoyo cautivo y las concesiones que debieron dar a otros partidos minoritarios, "chiquillada", diría el célebremente insensato expresidente de México.
Todos recibirán municipios con grandes problemas, presupuestos cortos y con ciudadanos inconformes, -al menos la mitad de los votantes- que sumados a los indiferentes hacen mayoría y dado el caso pueden exigir cambios radicales.
Si cruzamos la información entre los estados que han llegado a la ingobernabilidad y aquellos que tienen menor escolaridad, encontramos una relación directa: los de poca educación formal, tienen menos argumentos y acuden a la violencia como una solución desesperada a sus demandas. Esa es una de las explicaciones -nuestra escolaridad está por encima de la media nacional- del porqué en nuestra región aún no aparece la violencia, aunque se manifieste el "hartazgo". No atender esa realidad es "meterse a la boca del lobo" y olvidar que las distancias para maniobras políticas ya son cortas.
Los homicidios de personajes de la política nacional, son otro componente a estudiar; aparece como altamente probable la buena o mala relación con el crimen organizado. Unos por no acceder, otros al no cumplir compromisos y algunos más por ser contrarios a intereses extraños, favorecieron su eliminación. La narcopolítica está presente.
Terminar, o al menos disminuir sensiblemente la estadística delincuencial en nuestra región, es un objetivo que no puede desatenderse y requerirá acciones firmes y valientes; algo tan difícil y complicado como hacer valer la ley careciendo del monopolio de la fuerza.
El círculo morboso entre inseguridad, disminución de fuentes de trabajo, desempleo, deterioro de la calidad de vida y generación de más violencia, obligan a romperlo y buscar maneras creativas, novedosas, inteligentes y decididas para transformarlo en virtuoso. El caso contrario debilitará la economía regional, -aún más- hasta niveles de quiebras municipales; de vivir esa consecuencia, hará que los líderes pasen a la historia de la región como tristes personajes.
Sin duda que la receta es la trasparencia y la muy cercana y buena relación con los diferentes sectores laguneros: "hablar con la verdad, aunque duela e incomode".
Los perdedores deberán aprender que es mejor administrar todo con todos, que administrar poco de nada y quedar solos. La experiencia es dolorosa, pero les permite analizar, definir porqués, asimilar humildad y crecer como profesionales de la política. Parece ser que olvidaron aquello de: "divide y vencerás", que se dijo en Babilonia en el 200 a.C., aunque se le atribuya a Julio César.
Recuerdo la fórmula que me mencionaba un viejo político: "sumar y no restar; multiplicar y nunca dividir", regla de oro que no debieron desatender y que el ganador deberá utilizar.
A nosotros nos queda despertar y reaccionar positivamente, conforme a derecho.
En números redondos, el cincuenta por ciento de los votantes no acudió a votar; el enojo, la pérdida de fe, indiferencia o ignorante decepción, no justifica la apatía y renunciar al derecho a elegir, perdiendo la autoridad moral para poder protestar.
Le invito a que estemos atentos y sigamos participando en la vida democrática, perfeccionándola con nuestro proceder, quedando los siguientes pasos en los electos. Atendamos.
ydarwich@ual.mx