El Senado de Estados Unidos dio ayer el primer paso para la reforma migratoria más agresiva en las últimas tres décadas al aprobar una iniciativa para legalizar a más de 11 millones de migrantes indocumentados, la mayoría de origen mexicano.
Con 68 votos a favor y 32 en contra, los senadores terminaron tres semanas de debate para aprobar una de las leyes más polémicas en el gobierno del presidente Barack Obama.
La iniciativa contó con el respaldo de los 54 senadores del partido Demócrata, tradicional impulsor de la reforma migratoria, y de 14 senadores republicanos, partido cuya mayoría está opuesta a la legalización.
El proyecto sólo pudo ser aprobado con una enmienda para reforzar la seguridad en la frontera con México, con el aumento de 18 mil a 38 mil en el número de agentes de la Patrulla Fronteriza y la terminación de un muro en la línea divisoria.
A cambio, más de 11 millones de migrantes podrán conseguir permisos de residencia y, eventualmente, la ciudadanía estadounidense.
Obama urgió a la Cámara de Representantes aprobar la iniciativa, aunque ahí es donde enfrentará la más dura prueba pues esa cámara tiene una mayoría republicana que se opone a la reforma.
