Poder. Los soldados sirios se mantienen en alerta en las principales ciudades sirias, ya que Assad no quiere declinar.
El presidente sirio Bashar Assad dijo ayer sábado en una entrevista con un periódico que no va a renunciar y en lugar de ello va a "enfrentar la tormenta", lo que generó más dudas sobre una nueva gestión de Estados Unidos y Rusia para conseguir que Assad y sus oponentes negocien el fin de la guerra civil.
En Damasco, en tanto, una poderosa explosión sacudió el barrio de Ruken al-Deen, matando a tres personas e hiriendo a cinco, dijo la televisión estatal siria. Agregó que el estallido fue causado por un coche bomba y que expertos desmantelaban otros explosivos en el área. En el frente diplomático, la oposición política siria ha dicho que cualquier transición debe llevar a la salida de Assad. Sin embargo, el presidente sirio le dijo al diario argentino Clarín que no saldrá del puesto antes de elecciones, e insinuó que pudiera presentarse a otro término.Los comentarios de Assad fueron los primeros sobre su futuro político desde que Estados Unidos y Rusia acordaron este mes que tratarán de llevar a la mesa de negociaciones al régimen sirio y la oposición para buscar una solución pacífica al conflicto. Esa reunión está prevista para el mes próximo, pero no se ha fijado una fecha aún, y ni Assad ni la Coalición Nacional Siria, el mayor grupo opositor, se han comprometido a asistir.
Las declaraciones del presidente sirio resaltan las dificultades que Washington y Moscú enfrentan para conseguir que las dos partes lleguen a un acuerdo sobre los términos de las negociaciones. Más de 70.000 personas han muerto en la guerra civil, que ha desplazado también a millones. El conflicto comenzó en marzo del 2011 como una serie de protestas pacíficas contra Assad, pero se ha convertido en una guerra civil.
Crecen disputas
Una ola de secuestros de represalia entre grupos milicianos islámicos en la ciudad siria de Alepo amenaza desencadenar luchas internas entre los mismos rebeldes después de choques que dejaron por lo menos cuatro muertos esta semana, dijeron el sábado activistas. Una coalición de grupos rebeldes conocida como Consejo Judicial acusó a otra facción opositora armada, Ghurabaa al-Sham, de saquear fábricas en el sector industrial de Alepo, dijo Rami Abdul-Rahman, director del Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña. Alepo, la mayor ciudad siria y centro comercial del país, está dividida en zonas controladas por el gobierno y otras por los rebeldes. Toda lucha intestina entre los insurgentes en la ciudad podría ser aprovechada por el régimen, que trata de empañar la imagen de la oposición afirmando que está dominada por extremistas vinculados a la red de al-Qaida.