El cronista de beisbol y miembro del Salón de la Fama de este deporte, Enrique Kerlegand, recordó recientemente que el primer evento deportivo televisado en México fue de beisbol. Se trató de un juego efectuado el 22 de marzo de 1951, cuando la televisión aquí aún estaba en pañales. La transmisión correspondió también al primer control remoto realizado en México.
El referido encuentro de pelota fue en el antiguo Parque Delta de la Ciudad de México, donde después y durante casi medio siglo estuvo el parque del Seguro Social, hoy también lamentablemente desaparecido. Se enfrentaron en esa histórica ocasión los Azules de Veracruz y los Diablos Rojos del México, habiendo ganado los primeros 11 carreras a 3.
Ese juego de beisbol fue apenas una docena de años después del primero de todos los tiempos transmitido por TV. Se jugó éste en Estados Unidos la tarde del 17 de mayo de 1939, entre los equipos de las Universidades de Columbia y Princeton en el Baker Field, casa de la primera.
La victoria fue de Princeton, equipo visitante, 2 a 1 carreras en diez entradas. Lo transmitió la WXBS de Nueva York, con dos cámaras de blanco y negro. No deja de ser curioso que en su edición del día siguiente The New York Times opinó lo siguiente: "Es muy difícil que estas transmisiones logren algún día el favor del público".
Es un hecho que desde hace al menos tres décadas, el rey de los deportes ha sido marginado en nuestro país de las pantallas chicas. El duopolio televisivo mexicano ha llevado a sus respectivas audiencias al hartazgo de soccer, en razón de que ambas cadenas están en el negocio futbolero. Y tienen en el olvido a los millones de aficionados al beisbol que hay en todo el país.
De acuerdo con encuestas relativamente recientes, el 49-51 por ciento de los mexicanos tienen al futbol como su deporte de primera preferencia. En el caso del beisbol esta proporción anda en el orden del 14-15 por ciento, aunque en algunas regiones su porcentaje supera al soccer. Se trata pues de una relación de prácticamente 3 a 1. En contraste, la cobertura televisiva que se dispensa a uno y otro deporte ni remotamente guarda esta proporción.
Si la reforma en materia de telecomunicaciones logra uno de los objetivos más importantes planteados por el actual gobierno, se supone que pronto tendremos dos nuevas cadenas nacionales de televisión abierta. Qué bueno, porque en este campo y por varias razones la competencia es particularmente necesaria.
Lo peor que pueden hacer los nuevos participantes en este mercado será copiar, imitar al duopolio televisivo hoy existente. Para ganar audiencia deberán darse a la tarea de detectar qué quisieran y gustarían ver sectores importantes de la población hoy ignorados y desatendidos.
En esa búsqueda van a encontrar -sin duda- como área de oportunidad a la afición beisbolera. Para atenderla y aún ganar más televidentes, han de actuar de acuerdo a un plan bien diseñado. No se trata únicamente de transmitir juegos ni de lanzar "trivias" para que el público las conteste. El beisbol en nuestro país, por tener una gran tradición cultural, popular e histórica, da para mucho. Más que cualquier otro deporte. Pero se requiere que los nuevos empresarios actúen con creatividad, arrojo y frescura. Y algo de paciencia.
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