Bioética y delito
Es necesario rescatar y fomentar los valores de ética médica en todo el quehacer del médico ante sus pacientes, ya que día con día aumenta el divorcio entre ellos, y es alarmante que las nuevas generaciones secunden el mal ejemplo que suelen ver en algunos.
Solo podrá vencer la maldad si hay silencio y conformismo de la bondad
Por generaciones y por costumbre, el médico ha sido el representante de confiabilidad y respeto en todas las sociedades. La tradicional ignorancia de los enfermos sobre su propio padecimiento ha hecho que se deposite en el médico una «fe ciega», y que sus propuestas -tanto de diagnóstico como de tratamiento- sean cuales fueren, sean aceptadas sin oposición, sobre todo tratándose de asuntos catalogados de urgencia y donde la vida corre peligro.
Se ha dejado en el médico todo el peso de la responsabilidad y destreza para la atención de los pacientes, porque se aduce que es el experto, sin embargo, esto sólo ha fomentado el freno del conocimiento biológico y médico elemental que toda persona debería tener como cultura general y educación de su propio padecimiento, lo cual provoca que el paciente se abstenga de leer e investigar para buscar alternativas de estudio, diagnóstico y tratamiento que tengan un alcance elemental a la comprensión de todos, y, en base a ello, tomar decisiones cruciales para su salud.
ÉTICA MÉDICA
El ejercicio ético de la medicina depende de un férreo cimiento educativo que se adquiere desde el seno familiar, con la adquisición de valores y sentimientos conjugados para crear una vocación de servicio que va madurando a través de los años, además de arraigar la capacidad de aprender, así como el descubrimiento de habilidades y destrezas que, en conjunto, podrán hacer crecer ese deseo altruista carente de egoísmo para guiar los actos y el estudio al encuentro de la vocación de ser médico.
Por otro lado, al enfrentarse a la realidad en el ejercicio de la profesión -tanto en el servicio público como privado- y a pesar de todas las vicisitudes, no se debe perder jamás ese sentido de la ética en el ejercicio médico aun a pesar del cansancio, la carga de trabajo, las necesidades personales o familiares y la tentación de adquirir prestigio o riqueza material.
Ese férreo cimiento educativo se complementa con un carácter fuerte para soportar y enfrentar esas tentaciones malsanas y desecharlas en definitiva, haciendo prevalecer las convicciones del deber cumplido, el estudio constante, la empatía hacia los demás y la eliminación del dinero o bienes materiales como finalidad superior, ya que para el médico la verdadera finalidad es el estudio y la dedicación para ayudar a los demás.
FRENTE AL ENFERMO
Múltiples y variadas son las acciones del médico frente al enfermo, actitudes humanas donde, desde su recepción, el médico se presenta ante su paciente con la seguridad de conseguir su confianza basada en un trato amable, en la extensión de su mano para saludarlo en principio y en la afanosa expresión de escucharle.
La acción interna es el placer de tener la oportunidad de servir y ayudar a alguien con la consigna de lo útil que puede llegar a ser para esa persona, con la mira bien puesta en encontrar la causa que le aqueja y resolverla a su favor. De ahí que ubique todo su esfuerzo en realizar una buena investigación a través de la exploración del enfermo para hallar por la pesquisa de la bien denominada clínica, el diagnóstico de probabilidad o certeza que pueda encontrar; evaluar si le asiste capacidad para enfrentar la enfermedad y proveer el tratamiento adecuado para la resolución parcial o completa del problema de salud y, de no ser así, enviarlo con prontitud y oportunidad a algún colega que pueda ser de mayor utilidad en el caso que se revisa.
Agotar los estudios de laboratorio (de sangre, orina y otras muestras) y los llamados de gabinete (ultrasonido, radiografía, tomografía, resonancia, etcétera) que sean verdaderamente indispensables como métodos de diagnóstico complementarios a su impresión clínica sobre el padecimiento de su enfermo y no olvidar que han sido diseñados como apoyo al diagnóstico y pronóstico, y no como sustitutos de la investigación clínica. Para ello, el médico puede apoyarse en las guías de práctica clínica que han sido emitidas y difundidas por todo el territorio nacional.
La consideración que cada médico haga frente a los enfermos para el pago de sus honorarios por un servicio profesional otorgado, variará en forma particular; esa acción no tiene base jurídica de arancel y la costumbre ha determinado el monto de lo que pueda devengar una consulta particular, aun cuando pareciera que existe una competencia entre los galenos, dando paso a pensar que quien más cobra es mejor, adquiriendo un prestigio que no está basado en resultados.
En muchos casos, las carencias de los materiales de uso en clínicas y hospitales, el trámite burocrático, la consigna del manejo administrativo por encima del criterio médico y otros factores, hacen que la población se percate de las deficiencias y que estas desventajas se achaquen al médico sin razón.
PRINCIPIOS ÉTICOS
La medicina ha empleado principios éticos contenidos en la llamada bioética que debe ser un sostén más de todo ser humano al brindar respeto a la naturaleza, procurar la conservación de los ecosistemas y favorecer la supervivencia de la biodiversidad. Además, esos principios orientan al respeto de los derechos humanos por los médicos y el personal de salud, con una amplia participación en la justicia, así como en lo que resulte benéfico para ellos, respetando la autonomía y dignidad de cada persona.
Se ha creado un código de bioética como guía de conducta en el desempeño profesional, para disminuir las diferencias en la prestación de los servicios a enfermos y sus familiares.
Ya desde el ceremonioso momento de la recepción profesional, los médicos se han consagrado a actuar en beneficio del paciente y con la consigna del primum non nocere que da prioridad a realizar el trabajo médico, sin buscar dañar. También se toma en cuenta la determinación del paciente para participar en la toma de decisiones, al tiempo que se reconoce un estricto principio de justicia así como las normas internacionales en la investigación biomédica.
CÓDIGOS INTERNACIONALES
Los principios éticos de la práctica médica han evolucionado desde el juramento hipocrático, dando paso a las conclusiones internacionales de los códigos de Núremberg, las declaraciones de Helsinki y de Ginebra y han sido adoptadas para las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en total congruencia con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
México se adhiere a la política internacional en esta materia de ética y ha creado la Comisión Nacional de Bioética, que establece el código de bioética como complemento al cumplimiento del derecho a la salud y su protección, que se halla contenido en el artículo cuarto de nuestra Constitución. En él se contemplan las conductas éticas en la prestación de los servicios de salud que también se promueven en las instituciones formadoras de personal, universitarias y de enseñanza superior que tengan afinidad con la bioética.
Así pueden encontrarse consideraciones al derecho a la vida, la salud y la dignidad de las personas, al tener como base la buena salud de la población para obtener la igualdad de oportunidades en el desarrollo y fortalecimiento de la sociedad.
LA CULTURA EN LA ÉTICA
En nuestra sociedad se incluye una gran variedad de lugares con diferencias culturales, e incluso algunas se antojan contradictorias. La costumbre como base y la tradicional influencia de pasajes históricos, marcan la orientación de la ética en cada lugar. En la mayoría se coincide en el respeto y beneficio a favor de los seres vivos.
Uno de los aportes sociales fue el advenimiento de la ley, que ha sido el molde de las nuevas concepciones de la ética y la bioética, además de que en su vorágine de actualizaciones se han ido encontrando elementos para fortalecer el sentido ético de la población, al dilucidar los derechos humanos que trascienden el mundo.
ÉTICA MÉDICA E INDUSTRIA FARMACÉUTICA
La tendencia comercial de la industria farmacéutica es un eslabón inseparable de la investigación científica de estas grandes empresas. El médico se retroalimenta constantemente con la lectura cotidiana de literatura científica ajena al objetivo comercial de costos o gastos, y en ella adquiere el conocimiento actualizado de fármacos modernos y la exacta dimensión de sus propiedades.
De esa manera, el médico -atento a los nuevos medicamentos promovidos por la industria- tiene que escuchar y estar informado, consultar los alcances de los beneficios que busca para sus pacientes, y de esta manera, su sentido bioético le permitirá escoger el medicamento que pueda brindar una mejor ayuda.
CONCLUSIÓN
Es necesario actualizar, analizar y fomentar esos valores que después de años nadie recuerda, y que se han relegado por una realidad en la práctica diaria. Asimismo, hay que conocer a fondo el sentido de la bioética e identificarse con ella, rescatando lo que cada quien haya perdido para sembrar en los jóvenes ese sentido del respeto y de la vida que prevalezca en forma constante, y que no quede sólo en el romanticismo de antaño.
Antes de que la aplicación estricta de la ley sea el recurso punible para enderezar las acciones contrarias a la buena práctica, hay que fomentar el profesionalismo, el valor civil y la lucha legítima por mejores condiciones de trabajo, de manera que estos sean los mecanismos que acompañen a la bioética para lograr el irrestricto respeto del derecho a la salud.
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