El argentino Ángel Cabrera y Brandt Snedeker comparten el liderato después de la tercera ronda del Masters.
Ángel Cabrera ganó en 2009 su primer 'major' en Augusta y cuatro años después, este argentino de 43 años lidera el torneo más polémico que se recuerda en la era Tiger Woods, a falta de una sola ronda y junto al estadounidense Brandt Snedeker.
Han transcurrido cuatro años desde que Cabrera se enfundara el saco verde y contra pronóstico. 'El Pato' dio el primer Grande en Augusta a Latinoamérica, justo dos años después de ganar el Open de los Estados Unidos. Tanto éxito colocó a Argentina otra vez en el mapa de golf mundial, tras el mítico Roberto de Vicenzo.
Pero el cordobés Cabrera, tras aquella foto histórica penetrando en su saco verde, fue poco a poco desapareciendo de la faz de los torneos de relumbrón.
Ángel engordó, racionó su calendario y tanto en 2012 como en este 2013 no cosechó siquiera un 'top-10'.
Pero llegado al Augusta National, Cabrera, único latinoamericano en este emblemático recorrido en el corazón de Georgia, ha sacado todo su mejor repertorio de pegada, rectitud y 'putt' para alcanzar el liderato con 7 abajo, empatado con Snedeker (último campeón de la FedExCup pero aún sin Grandes), cuando sólo restan 18 hoyos.
"Vengo trabajando duro para este momento. Sería muy importante ganar dos veces aquí, pero sé que es muy difícil. Todavía quedan 18 hoyos y hay muchos jugadores con posibilidades de hacerlo", dijo en la entrevista oficial tras su vuelta y gracias a un traductor porque Cabrera, después de tantos años, se resiste a aprender inglés.
Eso quiere decir que hoy domingo, en el partido estelar junto al inédito Snedeker, sólo se hablará de golf. Y eso sería lo deseable pues en Augusta de lo que se habló ayer fue de Tiger Woods, de la sanción de dos golpes que el comité de competición le impuso por una infracción reglamentaria y de por qué el mejor jugador del mundo no fue descalificado.
El Masters, en este asunto de Tiger y su probado 'dropaje' incorrecto en el hoyo 15, ha hecho el ridículo. Woods debió ser descalificado, pero salió a jugar la tercera vuelta, aunque con dos golpes de penalización, y tras firmar 70, aún maneja sus opciones de plantear batalla para el asalto a lo que sería su decimoquinto título de Grand Slam y quinta Chaqueta Verde.
El gran batacazo lo protagonizó el norirlandés Rory McIlroy, el segundo menor jugador del mundo y que no levanta cabeza. McIlroy firmó 79 golpes en una de sus peores actuaciones en Augusta.
DUDAS EN AUGUSTA PORQUE TIGER NO FUE DESCALIFICADO
El hoyo 15 del Augusta National, un largo par 5, se ha convertido en inesperado epicentro de la polémica por culpa de Tiger Woods y su acción antirreglamentaria que le costó, al amanecer, dos golpes más, aunque se barajó su descalificación del Masters.
Las decisiones de los árbitros del golf, como muchas veces los del futbol, se sitúan bajo el microscopio pues en torneos como el Masters dineros e intereses no se escatiman. Porque borrar a Woods del primer 'major' de la temporada y un terremoto de 8.5 grados en la escala hubieran tenido similar calificación. Tiger es el favorito, el número uno del mundo y un factótum de audiencias y 'glamour'.
Los sesudos árbitros del Masters, reunidos a primera hora de la mañana, optaron por la decisión salomónica de evitar la descalificación y penalizar al californiano con dos golpes.
Pero ¿qué es lo que Tiger hizo mal en ese hoyo 15? El estadounidense pegó un golpe a 'green' con tan mala suerte que la bola rebotó en la varilla de la bandera y cayó, rauda, al agua del estanque. El problema y origen de la polémica vino a continuación.
Tiger tenía tres opciones para seguir jugando. La primera, usar la zona de 'dropaje', que es un pequeño espacio delimitado para desde allí volver a intentar alcanzar el 'green'. El californiano no lo hizo.
La segunda opción era llegar al punto por donde la bola entró en el agua y caminar hacia atrás y todo lo que quisiera en línea con la bandera (las barras amarillas le posibilitaban esta acción). Tiger tampoco pudo escoger esta posibilidad, pues hacia atrás estaban los espectadores.
Y la tercera y última fue la que eligió, pero la interpretó incorrectamente. Tiger podría 'dropar' su bola en el sitio más cercano al lugar desde donde golpeó. Pero Tiger, y aquí está el error que incluso admitió en una entrevista posterior, eligió un sitio dos yardas (1.8 metros) más atrás de ese punto. Esa fue la infracción del reglamento, en concreto de la regla 26-1.
GOLPES
Firmó en su tarjeta el argentino Ángel Cabrera en la tercera ronda.