Luchador de artes marciales combinadas de origen mexicano Caín Velásquez, quien se enfrentará hoy en Las Vegas, Nevada, a Big Foot. (EFE)
Del sacrificio diario de sus padres en los campos de Yuma, Arizona, entendió el orgullo de trabajar. De su sangre mexicana heredó la idiosincrasia de nunca ir para atrás. En las jornadas largas de entrenamiento en los gimnasios cultivó la disciplina, y de los golpes de la vida aprendió que para ser el mejor nunca es suficiente con lo que se hizo ayer.
Instalado en la cúspide de las artes marciales mixtas, Caín Velásquez (11-1, 9 KO) no se conforma, el campeón pesado de la UFC quiere incrementar su legado.
"No estoy contento todavía, quiero ser campeón por muchos años, quiero ganar más cinturones, más peleas, más campeonatos, ganar y ganar", afirma Velásquez, quien mañana sábado estará en la pelea estelar de la UFC 160.
El camino de Velásquez para ser considerado el mejor peleador de la historia de Artes Marciales Mixtas (MMA, por sus siglas en inglés) tiene una aduana que hace un año transitó con la fortaleza de un tractocamión. El 26 de mayo de 2012, Caín saltó a la jaula y en sólo 3:36 minutos derrotó a su rival, el brasileño Antonio "Bigfoot" Silva (18-4, 13 KO), dejándolo con el cuerpo teñido de sangre.
"Bigfoot" se atraviesa de nuevo en el trayecto del estadounidense de ascendencia mexicana, quien sentencia que no es un rival a modo para realizar su primera defensa, sino un peleador experimentado.
"Antonio Silva es un rival peligroso, ya que en sus peleas contra [Travis] Browne y [Alistar] Overeem demostró la calidad que tiene, hace un año peleamos, pero ahora defiendo el cinturón". Velásquez afirma que hoy saldrá con el puño arriba del octágono instalado en el MGM Grand Arena de Las Vegas.
"Va a ser una pelea difícil, no sé si de cinco rounds, pero voy a ganar, voy a seguir siendo el campeón", expresó Caín, quien el 12 de noviembre de 2011 perdió su cetro ante Junior dos Santos en un combate que duró 64 segundos, pero se repuso del fracaso. Casi un año después, "Brown Pride" destronó la corona del sudamericano en una pelea en la que dominó de principio a fin a su rival.
"Representar a los mexicanos en este deporte es importante, sobre todo para los jóvenes que viven en México y aquí en Estados Unidos. Me alegra ser un ejemplo para ellos, es un orgullo para mí", asegura.
El campeón jamás pensó en las dimensiones que iba tener su carrera dentro de la UFC, pero asegura que en ningún momento la fama le ha hecho perder piso.
La madurez deportiva de un peleador de la división en la que compite Caín llega a la par de los 30 años, pero lejos de que la edad pueda ser un motivo para retirarlo del octágono, Velázquez sólo piensa en dejar huella en la UFC.
"Ya tengo 30 años, no sé si voy a estar cinco o 10 años más peleando, lo que sí quiero es hacerlo mientras sea el mejor", opinó Caín, quien siente la sangre de sus ancestros correr por las venas y el orgullo de descender de mexicanos.
Da golpe de autoridad
Todavía no ponen un pie sobre el octágono y Caín Velásquez ya dio el primer golpe de autoridad.
El peleador mexicano puso en ebullición a los aficionados que se dieron presencia en el MGM de Las Vegas para el pesaje oficial de la cartelera UFC 160.
Con el tonelaje de un campeón pesado, Velásquez cimbró la arena apenas apareció. Vistiendo calzoncillo en color negro el ‘Toro’ se desprendió de la playera que portaba y dejó ver su físico mientras subía a la báscula. El mexicano paró la romana en 112 kilogramos.
Con el grito de México de fondo, Caín levantó los brazos en señal de victoria.
Mientras, en la esquina del escenario, su contrincante Antonio ‘BigFoot’ Silva aguardaba. El brasileño salió primero tras bambalinas aprovechando la efervescencia que desbordó el pesaje anterior entre su compatriota Junior Dos Santos y el neozelandés Mark Hunt.
Con el protocolo llegó el frente a frente, miradas clavadas en los ojos del otro que rápidamente se desvanecieron en un saludo y abrazo entre los dos peleadores que protagonizarán la velada de UFC 160.
Así todo listo para que después del campanazo se escriba historia en Las Vegas.
El único peleador que tuvo problemas con el peso fue el invicto Khabib Nurmagomedov. El ruso se pasó un par de libras del límite de los ligeros que son 70 kilos 300 gramos.
