En 2000, más de 330 mil adolescentes en 43 países tomaron por primera vez la prueba PISA, un examen desarrollado por la OCDE, orientado a medir qué tan preparados están los estudiantes para la vida, midiendo sus habilidades de lectura, su entendimiento de las ciencias y su capacidad para resolver problemas matemáticos.
Los resultados revelaron que Finlandia era el país con los niños más preparados, mientras que los alemanes y los norteamericanos calificaron por debajo de la media internacional.
Esta prueba, además, mostró que el incremento en el gasto en la educación no necesariamente genera niños más preparados, sino que el nivel educativo dependía de lo que los padres, maestros y niños hacían con los recursos. En 2009, EUA obtuvo el lugar 26 en matemáticas, 17 en ciencias y 12 en lectura en la prueba PISA, mientras que calificó en el segundo lugar en gasto por estudiante.
Los tres países más exitosos en materia educativa, medidos a través de esta prueba, fueron Finlandia, Corea del Sur y Polonia.
Al respecto, la escritora norteamericana Amanda Ripley publicó recientemente un libro titulado Los Niños más Inteligentes del Mundo que describe los principales sistemas educativos, entre los que destacan el sistema utópico finlandés y el modelo de presión surcoreano.
Para convertirse en docente en Finlandia es necesario asistir a una de las 8 universidades que ofrecen cursos para maestros, los cuales requieren un alto puntaje en el examen de admisión y donde sólo el 20 % de los aspirantes son aceptados. Los programas de educación finlandeses tienen estándares de selección similares a los de MIT en EU y los maestros deben concluir un riguroso programa de entrenamiento para poder enseñar. Por ello, los maestros finlandeses han obtenido el nivel más alto de educación en el mundo y gozan de autonomía para escoger el material de enseñanza y estructurar sus clases.
A decir del texto, el secreto de Finlandia es que las escuelas, la sociedad y los alumnos tienen un gran respeto por los maestros ya que conocen el rigor académico por el que tuvieron que pasar para convertirse en educadores.
Por otra parte, los estudiantes de Corea del Sur obtienen los puntajes más altos en pruebas internacionales y este país cuenta con una de las tasas de graduación de preparatoria más elevadas del mundo.
Según la autora, los estudiantes surcoreanos deben prepararse para un examen nacional que puede asegurarles un lugar en una de las tres mejores universidades del país, en las que sólo aceptan al 2 % de los estudiantes de preparatoria.
A fin de prepararse para el examen nacional, los estudiantes asisten también por las tardes a una escuela especial, los Hagwons, que cierra a las 11 de la noche. Por ello, los alumnos de preparatoria en Corea del Sur estudian más de doce horas diarias y van a la escuela en promedio dos meses más al año que los estudiantes de EU.
Por su parte, los maestros en Corea del Sur provienen de las 10 mejores universidades del país que sólo admiten al 5 % de los aspirantes y son evaluados por los alumnos, la escuela, sus compañeros y los padres de familia. Dichas evaluaciones tienen un importante peso laboral.
En ambos países se tiene la concepción de que la calidad de un sistema educativo no puede exceder a la calidad de sus maestros. En consecuencia, la inversión más importante que han realizado ambos países es la preparación de sus docentes para garantizar que sólo los mejores educarán a los niños.
Finlandia y Corea del Sur representan dos importantes ejemplos de cómo sólo a través de maestros preparados para la enseñanza, conscientes del papel que juegan en la formación de una sociedad educada, los países pueden aspirar al verdadero desarrollo económico. Sin duda, una lección relevante para el mundo.
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