La aparición de propaganda política en la ciudad de Torreón, en ocasión de las elecciones del próximo siete de julio, ha dado lugar a una resolución del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Coahuila (IEPEC), que restringe el análisis de la trayectoria de partidos y candidatos, indispensable en toda elección.
En un primer momento, el Partido Acción Nacional monta una serie de anuncios espectaculares en los que aparece una pared pintada de azul, calzada con el emblema de ese partido. En el vértice superior izquierdo del anuncio, se encuentra un pintor a punto de borrar el logotipo de la administración que encabeza Eduardo Olmos, cubriéndolo del mismo color celeste.
El publicista del PAN apuesta al desprestigio de la administración actual para invitar a la alternancia, dando por supuesto que los ciudadanos destinatarios del anuncio, de cara a la realidad que vive nuestro Municipio, están convencidos de que la administración de Olmos y del PRI de Moreira ha sido pésima.
En respuesta los adversarios del PAN exhiben otros anuncios con una composición abigarrada de fotografías, cuyo sentido no es posible captar a primera vista. De acuerdo a diversas interpretaciones, la idea es que los destinatarios asocien a personajes panistas y delincuentes que aparecen revueltos en las imágenes. En ambos casos, se trata de cuestionamientos que serán valorados por los electores a la hora de emitir un voto razonado.
Llevado el caso ante el IEPEC, dicho organismo ordena el retiro de los anuncios de ambas partes, lo que resulta una limitación adicional a las que impone la de por sí restrictiva legislación electoral de Coahuila, que es una camisa de fuerza que acota el proceso eleccionario, reprime el ejercicio crítico y ahoga el debate de las propuestas para que los electores vayan a las urnas con los ojos cerrados y de esta manera, el reparto de lonches y despensas sea determinante para dar un resultado a la medida de los deseos del grupo político que mal gobierna al Estado de Coahuila y a la ciudad de Torreón.
Ante el estado desastroso en que se encuentra nuestra ciudad, el PRI de Moreira no tiene modo de dar la cara y con mayor razón al proponer como candidato a Miguel Riquelme, cuya posibilidad de triunfo lo único que ofrece es más de lo mismo para otros cuatro años.
A ello se debe que la propaganda panista cuyo comentario nos ocupa, haya sido enfrentada por un partido de registro estatal de nueva y reciente aparición, que surge de la nada con todo el apoyo económico que le ofrece el sistema Moreira a través del propio IEPEC, que para eso sí hay dinero.
Ése es el meollo de la cuestión. El PRI de Moreira ejerce el mando político de manera autocrática, sin rendir cuentas y sin contrapesos y avizora perpetuarse en el poder a la manera de Hugo Chávez y sucesores en Venezuela, lo que en materia electoral implica, además del control absoluto del IEPEC, la creación y sostenimiento de partidos paleros de falsa oposición que le hacen el juego al PRI. Lo anterior desde luego tiene un costo solventado con los recursos que el grupo en el poder obtuvo a saco de la mega deuda de Coahuila y que están pagando los mismos ciudadanos, en altos impuestos y grave desatención de la obra y los servicios públicos.
Fiel a su trayectoria de considerar tontos a los coahuilenses, el moreirato descalifica la crítica para evitar todo cuestionamiento, presentando a un PRI que en vez de responder de los malos resultados de su propia gestión, saca la vuelta al debate y disfrazado de hermana de la caridad, se dedica a combatir el hambre en tiempos electorales.
El futuro de la democracia en Coahuila y en México, depende de nuestra capacidad para asumir el debate de los temas esenciales de la cosa pública. En el caso de las presentes elecciones municipales en Torreón, corresponde a los electores analizar en detalle y debatir sobre cómo han gobernado PAN y PRI y qué es lo que se puede esperar de cada uno de ellos para los próximos cuatro años.