Austin, la capital de Texas, el estado con más ejecuciones de EEUU, se sumó hoy de forma tímida a la iniciativa de base religiosa "Ciudades por la vida", que pidió en unas 1.600 localidades del mundo que se acabe con la pena de muerte.
Por primera vez, la ciudad hizo una proclama municipal que unía a Austin al resto de ciudades que siguen esta iniciativa en decenas de países, pero tan solo se concentraron ante el Ayuntamiento una veintena de activistas contrarios a la pena de muerte y algunos fieles católicos del movimiento Pax Christi USA.
"Es necesario llamar la atención y presionar al poder legislativo desde la capital del estado que lidera las ejecuciones", destacó a Efe Bob Rankin, portavoz de la iniciativa en Texas.
Los activistas leyeron en voz alta los nombres de los 507 ejecutados desde que se reinstauró en 1982 la pena capital en el estado sureño.
De hecho, el pasado junio en Hunstville, municipio donde se concentran las ejecuciones, el estado alcanzó la cifra simbólica de su ejecución número 500.
A diferencia de otras ciudades, Austin no iluminó de forma simbólica ningún edificio público, como ocurrió hoy, por ejemplo, en el Coliseo de Roma.
El 30 de noviembre de 1786 la Toscana italiana se convirtió en el primer estado del mundo en abolir la pena de muerte y por eso se realizan iniciativas en contra de la pena capital en esta fecha.
"Tenemos que trabajar para que la gente de Texas sea consciente de que hay opciones alternativas a ejecutar a los condenados y que sepan que la pena de muerte no reduce la criminalidad, como se piensa", prosiguió el portavoz.
Según Rankin, tanto el número de sentencias de muerte como de ejecuciones se ha reducido en la última década gracias a una "tendencia gradual" a buscar alternativas a la pena capital.
El próximo martes, el Estado de Texas ejecutará al último recluso de este año, Jerry Duane Martin, en el corredor de la muerte desde hace cinco años.
Con este recluso, Texas terminará el año con dieciséis ejecuciones, una más que en 2012.
