El carisma ha sido descrito como un magnetismo personal o encanto que poseen ciertas personas para atraer a los demás. También se asocia a una actitud positiva contagiosa y energía personal, proyectadas a través del lenguaje corporal. La gente es más carismática cuando está genuinamente entusiasmada, confiada y optimista sobre sí misma y su tema.
¿Es el carisma el factor clave para un liderazgo efectivo? ¿Todas las personas carismáticas son buenos líderes y pueden guiar a las personas hacia logros sobresalientes? Probablemente la respuesta es NO, se requiere la combinación de otras cualidades asociadas entre sí además del carisma. Sin embargo, el carisma juega un papel fundamental para ayudar a ejercer un liderazgo efectivo; alguien puede tener un alto coeficiente intelectual, pero puede ser totalmente inhábil para conectarse bien con la gente y dirigirla eficientemente, debido a la ausencia de carisma. Por otra parte, hay casos de líderes muy brillantes, que guían al personal al éxito, sin que necesariamente sean carismáticos, pero casi se puede decir que el carisma es una cualidad intrínseca en los buenos líderes.
Con el magnetismo que da el carisma, los líderes logran que las personas confíen en ellos, hacen suyas sus metas y sus ideales y lo siguen fielmente contagiándose de su entusiasmo y de su actitud positiva. Por ello, el carisma es para el líder una cualidad maravillosa que realza y refuerza su liderazgo. Pero el carisma por sí solo no logra inspirar a la gente, no es suficiente, esta cualidad debe estar acompañada por un gran entusiasmo, conocimientos, energía, actitud positiva, confiabilidad y autoconfianza, para crear un efecto inspirador de largo plazo. El carisma también debe estar soportado por la ética y la educación porque de lo contrario se puede volver algo dañino, como se ha visto en algunos líderes mundiales. William Clinton era un presidente muy carismático y ya todos sabemos lo que causó su caída del poder.
Muchos son los llamados y pocos los escogidos. Existen muchas personas con potencial de líderes, pero algunas condiciones situacionales van definiendo a los que llegan a concretarse como buenos líderes y a los que no. Estas situaciones incluyen las referencias personales y los deseos de quienes quieren ser líderes, las necesidades de las personas a liderar y el ambiente y condiciones trabajo prevalecientes. El liderazgo es situacional, lo que hoy funciona, no necesariamente funcionará mañana, lo que en una situación fue favorable, en otra puede ser una desventaja. El mundo empresarial está lleno de ejemplos en que los líderes no desempeñaron bien su papel, debido a que las condiciones imperantes cambiaron o maduraron, o se movieron hacia una situación más retadora. A algunas personas a las que se les preguntó qué es lo que hace a un buen líder, al instante respondieron que un buen líder transpira carisma por sus poros, dicen que los hace sentir bien acerca de sí mismos. Probablemente el carisma no es el factor clave del liderazgo, pero con toda seguridad es un factor muy importante.
La autoconfianza y la seguridad en sí mismo puede provocar que la gente nos vea como carismáticos y puede lograr que los ejecutivos, gerentes, supervisores y personal en general se contagien, mostrando también altos niveles de seguridad y confianza. Las personas con altos niveles de autoconfianza se convierten en personas muy eficientes, distinguiendo sobre las personas promedio, les gustan los retos y quieren dirigir y participar en trabajos nuevos que requieren de otras habilidades, se reconocen a sí mismos como catalizadores y facilitadores de nuevas iniciativas en el trabajo, pero además, no se sienten arrogantes ni actúan a la defensiva y se responsabilizan de sus propias decisiones.
El carisma es muy importante para lograr la efectividad de los líderes, los ayuda a reconocer e identificar el potencial de las personas que trabajan con ellos, a lograr que se apasionen con su trabajo y les dan las oportunidades que nunca antes nadie les había proporcionado, los mueven de sus posiciones de confort y les da responsabilidades no exploradas por ellos anteriormente y los reta a ser brillantes, abiertos, dinámicos, confiables, creativos, respetuosos y curiosos. De hecho otra definición de carisma dice que es "un poder espiritual o cualidad personal que le da a un individuo influencia y autoridad sobre un gran número de personas".
El carisma da sus resultados plenos cuando se combina con otras características indiscutibles de los buenos líderes: a) perspectiva positiva en todas las situaciones, b) acción, no demoran innecesariamente sus decisiones y son conscientes de los riesgos que esto conlleva, c) coraje para cambiar, aun cuando nada parezca que va mal, d) autoconocimiento y conocimiento de los demás, e) alta autoestima, f) necesidad de logro, g) autocontrol, h) Orientación a las metas y objetivos, i) optimismo, j) crecimiento, comete errores y aprende de ellos.
Por sí solo, el carisma no garantiza nada para el liderazgo efectivo, pero cuando se logra combinar con las características mencionadas anteriormente, el liderazgo se acerca a la excelencia y los buenos resultados son muy evidentes.