Que siempre no. Usted perdone, pero lo esperan de nuevo y con los brazos abiertos en la cárcel, Don Rafael. Sea tan amable de empacar sus maletas con ropa cómoda y artículos de baño, ponerse en contacto con las autoridades y regresar al Penal de Puente Grande, si nos hace el inmenso favor. No sea malito, apúrese y no se tarde. Sus compañeros reclusos y el personal que aquí labora, lo echamos de menos.
Sí, suena y es para Ripley, querido lector. Y es que ayer miércoles, la Suprema Corte de Justicia de la Nación revocó el amparo concedido a Rafael Caro Quintero, uno de los narcotraficantes más poderosos y sanguinarios de la década del ochenta, al haber resuelto que la justicia sí era competente para juzgarlo. Al tiempo, el Departamento de Estado norteamericano, ofrece una recompensa de hasta cinco millones de dólares por información que conduzca a su detención.
Caro Quintero, exlíder del cártel de Guadalajara y quien según afirma la leyenda, en algún momento de su historia se habría ofrecido a pagar la deuda externa del país a cambio de su libertad deberá, de nuevo, enfrentar los cargos que se le imputan por el presunto homicidio del ex agente de la DEA, Enrique "Kiki" Camarena, ocurrido en 1985.
Tras conocerse el fallo, José Luis Guízar, exabogado del narcotraficante, consideró que tanto en México como en Estados Unidos, "los asuntos de impartición y procuración de justicia se tornan políticos", y lamenta que no se respete el estado de derecho ya que el delito por el que se juzgó a su cliente, según dice, ya ha prescrito.
Lo cierto es que Guízar y otros muchos, piensan que la Corte habría recibido fuertes presiones no sólo de la presidencia de la República, sino también por parte de los gringos, quienes hace algunos meses al ser liberado Caro Quintero, no ocultaron su molestia y preocupación de que la salida del penal del otrora poderoso capo, dañaría la relación bilateral entre ambos países.
Revocarle el amparo a Rafael Caro Quintero, tras pasar casi treinta años en la cárcel, revierte y resarce un proceso viciado de origen donde si la justicia en México funcionara adecuadamente, en principio el exnarcotraficante jamás habría tenido que salir de prisión, estiman, o por lo menos el actual Gobierno de la República hubiese puesto mayor atención y presionado al poder judicial para que emitiese un fallo negándoselo.
Sin embargo, el fallo de la SCJN obedece, más que a un asunto de impartición de justicia, a injerencias de extranjeros y presiones internacionales, consideran. Cabe recordar que con relación a este asunto, en tiempos del sexenio de Miguel de la Madrid, la detención de Rafael Caro Quintero se dio más por presión de Estados Unidos y debido a la labor de inteligencia de la DEA al montar una operación de búsqueda, que por interés del gobierno de México y del entonces presidente.
Si Caro Quintero pisó la cárcel, fue gracias a los gringos al hacer la tarea que esencialmente nos correspondía a nosotros.
Al hablar de Caro Quintero y el fallo de la Corte, resulta inevitable pensar en Florence Cassez, quien aunque se dijo para salvar el pellejo que su libertad obedecía a graves violaciones al debido proceso y efectivamente así haya sido, en realidad salió de la cárcel por fuertes presiones de Francia y del mismo Palacio del Eliseo.
La lección de toda esta maraña, si nos atenemos a la opinión de aquellos que menciono, es sencilla: algo no estamos haciendo bien cuando terceras personas nos dictan cómo conducirnos o terminan realizando un trabajo que es competencia exclusiva de las instancias judiciales y de impartición de justicia mexicanas.
En fin, suerte tratando de hallar a Caro Quintero. Solito, adivino, no va a regresar.
Twitter @patoloquasto
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