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Casa del Cerro para sus vecinos

Sigue vivo. Principalmente gracias a los vecinos del poniente, la Casa del Cerro continúa con las puertas abiertas, ofreciendo para esta comunidad actividades artísticas dominicales y talleres permanentes.

Sigue vivo. Principalmente gracias a los vecinos del poniente, la Casa del Cerro continúa con las puertas abiertas, ofreciendo para esta comunidad actividades artísticas dominicales y talleres permanentes.

YOHAN URIBE JIMÉNEZ

Mientras los niños del taller de pintura de la Casa del Cerro juegan en los jardines del estacionamiento, algunos soldados se atrincheran tras unos costales de arena con su celular. Es una escena que se volvió cotidiana en el emblemático museo del poniente de la ciudad, que continúa ofreciendo actividades para su principal público, los vecinos del sector.

Para los visitantes y quienes acuden de manera permanente al programa domingos culturales de la Casa del Cerro, los soldados ya hacen parte de la casa, los saludan, ellos contestan, e incluso algunos pequeños se toman fotos con ellos, o les dan las gracias por estar ahí.

En la histórica casa de Federico Wulff, donde trabajan ocho personas, cuatro guías y cuatro en administración, se ofrecen actualmente talleres de pintura, ciclos de cine para niños, y algunos talleres de artesanía para adultos, al que acuden más de 25 señoras de colonias como La Durangueña, La Fe, Camilo Torres y el Sector Alianza, entre otras.

Sin importar la imagen negativa que la violencia dejó sobre este sector de la ciudad, a la Galería de la Casa del Cerro, han acudido en los últimos seis meses, pianistas como Sahakanush Khaxhatryan, quien con un teclado eléctrico ha dado recitales para medio centenar de vecinos de las colonias cercanas, o el actor lagunero Humberto Rivera, quien realiza un programa de fomento a la lectura para niños.

Los integrantes de la Tropa Cachivaches, la Banda Municipal, Nina Felina y un gran número de artistas laguneros, se han sumado a la lista, de como los llaman algunos vecinos, los soldados del arte y la cultura, que han hecho que las puertas del Monumento Histórico de la ciudad, no hayan cerrado ni en los momentos donde la violencia fue más intimidante.

 ALGUNAS VOCES

Martha Alicia Ramírez es vecina de la colonia La Fe, desde hace casi un año acude a la Casa del Cerro con un grupo de señoras de otras colonias, van a los talleres, llevan a sus hijos y nietos, y promueven los programas del museo en sus colonias, dice que la violencia es un tema que para ellos no es nuevo, como sí para la gente de otras colonias, sólo que ahora creen que la cultura enseña a comprender que no todo es miedo.

"Antes el 'castillo', como le decimos los vecinos a esta casa, era un espacio ajeno para nosotros, sabíamos que existía, pero no veníamos, cuando la violencia se puso difícil, hizo que el público dejara de venir, entonces los del museo nos empezaron a invitar, pues acá vivimos".

A sus cincuenta años don Rogelio Martínez, habitante de la Durangeña, escuchó por primera vez un concierto de la Banda Municipal en la Casa del Cerro, donde ha traído los domingos a sus nietos al teatro, y ha visto varios espectáculos artísticos en vivo. "Casi venimos pura gente conocida, pero está padre ver estas escalaras llenas de gente, sobre todo de vecinos, que tengan un lugar a donde ir".

 LAS VISITAS

Para las guías que se encargan de los recorridos y recibir a los visitantes, desde hace más de un año que a la Casa no han dejado de llegar personas diariamente. De lunes a viernes el promedio de visitantes es de una docena de personas, y los fines de semana de cincuenta a cien, según el programa cultural y el grupo que se presente, explican.

"A veces tenemos visitas de las escuelas que están por estos rumbos, vienen varios grupos de niños, a veces nos visitan de Gómez Palacio en un tranvía turístico, eso creo que motiva para que vengan otras personas, ya se empieza a correr el rumor de que la violencia por este sector se ha calmado".

Sin embargo, la directora de Museos y Centros Culturales del Municipio, Ruth Idalia Ysáis Antuna, considera que quienes han hecho que las puertas de la Casa del Cerro continúen abiertas y no hayan cerrado, son los vecinos del sector. "Buscamos que el público cautivo se apropiara del espacio y empezamos a ofrecerles actividades que les resultaran atractivas".

La funcionaria explicó que este año presentará en varias instancias federales, un proyecto para conseguir recursos y restaurar el museo Casa del Cerro, modernizar las cédulas, realizar mantenimiento general de pisos, cantera, bardas perimetrales y detalles que ya necesitan atención urgente.

Este año el programa de Domingos Culturales, buscará sin presupuesto municipal, que la oferta cultural de este espacio se mantenga y siga siendo una isla del sector donde la violencia no entra.

El museo

El Museo Histórico de la Ciudad Casa del Cerro, es un espacio de la Dirección Municipal de Cultura, no cuenta con un presupuesto propio y en él trabajan ocho personas. Cuenta con galería, pinacoteca, teatro al aire libre y la emblemática construcción que narra en su interior la historia de la ciudad.

Desde hace un par de años en la biblioteca pública municipal Salvador Novo, de la Casa del Cerro, se alberga un grupo de soldados, que realizan vigilancia permanente del sector, situación que para muchos ha resultado benéfica, ya que han evitado los robos al inmueble que a inicios de 2010 se hicieron más recurrentes.

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