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Caso Granier

GILBERTO SERNA RAMÍREZ

Todo da la impresión de ser una pantomima teatral dirigida a que el tesorero del estado sea el que pague los platos rotos en el escándalo de Tabasco por el millonario desfalco al erario. No se piensa otra cosa si se advierte la presencia muy quitado de la pena del exgobernador Andrés Granier Melo, cuyos bienes patrimoniales que no hace mucho se jactaba de tenerlos a pastos en conversaciones casuales con sus conocidos. Antier hacía un recuento del patrimonio que heredaría a sus consanguíneos. Dejaría constancia verbal de los bienes de que se ha rodeado para hacerle frente a los años de las vacas flacas y asegura que casó con una persona que era rica de abolengo por lo que era natural que poseyera lo que le encontraron en la bolsa. En un primer momento puso tierra de por medio luego apresuró su regreso porque haciendo cuentas llegó a la conclusión de que no tenía nada que temer.

Se olvidó de la regla de oro, dejar en su lugar una persona que se encargara de proteger su buen nombre como hacen los hombres precavidos, que llegado el caso le cuidaría las espaldas. Como hicieron algunos compañeros que colmilludos supieron preparar la tranquilidad de que gozaría cuando ya no estuviera en el cargo. Ah, si la bóveda hablara, cuántas cosas no nos contaría. Lástima que sus paredes no puedan hablar. O si las cajas de cartón pudieran decir cómo llegaban preñadas y durante las noches desaparecían sin dejar rastro, como si un moderno Harry Houdini les hubiera aconsejado. Aquí no ha pasado nada. Él dice que regresó a limpiar lo que ensuciaron quienes le imputan una conducta indebida, está seguro de salir airoso; él no ha hecho nada de lo que tenga que arrepentirse.

Al encargado de los dineros lo bajaron de un ostentoso vehículo alegando lo adquirió con recursos propios. Bueno si hubo una sustracción en realidad todo puede ser un malentendido debido a la aparente mala actuación de sus colaboradores que como todo parece indicar le salieron muy voraces.

Ahora que en caso que así haya sido no hicieron otra cosa que aprovechar lo que dice el dicho de que en arca abierta no hay quien no peque. Los fajos de billetes acusan a todo su equipo y por ende a Granier mismo quien si no se demuestra que obró por acción sí por omisión. El gobernador es responsable de su administración en todos sus niveles. Si dejó que hicieran lo que les viniera en gana es que dejó por negligencia hicieran y deshicieran a su antojo.

Es del todo factible que con la prisión al encargado de los dineros ahí quede todo. Que la justicia se dé por satisfecha. Que no vaya más allá. No obstante el pueblo de Tabasco se puede quedar con la sensación de que escapó un pez gordo. No sería la primera vez ni desgraciadamente la última. Los peces gordos tienen la ventaja de que no cualquier red puede usarse para pescarlos. Son buenos para disfrazarse, no so n fáciles de atrapar. En cambio los peces comunes caen con cualquier anzuelo. Aunque hay veces que el dicho de que el pez por su boca muere no es muy efectivo; si lo fuera hace tiempo que Alí Babá estaría tras las rejas acompañado de sus cuarenta ladrones y la puerta de la bóveda lo hubiera aplastado. En fin, así está el abarrote.

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