Después de los atentados en Boston, los Knicks saben que los Celtics estarán más motivados que nunca cuando se enfrenten en playoffs. (EFE)
El teléfono de Doc Rivers sonó alrededor de las 6:00 de la mañana de ayer con la llamada de un preocupado dueño de los Celtics de Boston urgido por ponerse en contacto con su entrenador y su equipo.
Los Celtics de antemano se encontraban a salvo en Nueva York, pero habría que perdonar a Steve Pagliuca por olvidarlo. Esta es una época triste, confusa y caótica en Boston y nadie prioriza el basquetbol en la ciudad.
Pero los Celtics tienen un partido que jugar hoy sábado, el primero de su serie de postemporada frente a los Knicks, y si logran aportar una alegría a su acongojada ciudad con éxito en playoffs, eso les dará aún más motivación en su inusual papel de no favorito.
"Pienso que cuando se vive una tragedia como ciudad uno de alguna forma haya algo de qué aferrarse, y realmente creo que la ciudad de Boston vive y muere por sus equipos deportivos y va a estar observando atentamente", dijo la estrella de los Celtics, Paul Pierce. "Y uno sabe que hay una sensación de orgullo sobre la ciudad y una sensación de orgullo sobre el equipo como para salir y jugar bien y dar lo mejor por la ciudad ante la tragedia".
Los Celtics barrieron la serie ante los Knicks en primera ronda de playoffs hace dos años. Pero esta vez Nueva York clasificó en segundo lugar de conferencia después de poner fin a un reinado de cinco años de Boston como campeón divisional y ganó tres de los cuatro enfrentamientos entre ambos en la temporada regular.
"No va a ser una serie fácil, eso lo sabemos, pero al mismo tiempo es una serie que vamos a ganar", dijo Raymond Felton, de los Knicks.