Ciencia con sello mexicano
Los proyectos científicos reciben poca atención en nuestro país; por eso mucha gente desconoce que México es semillero de renombrados investigadores, quienes además de estar posicionados entre los mejores de su campo, figuran ya en la Historia por su labor de gran impacto para el mundo.
Al hablar de logros tecnológicos y científicos, a menudo escuchamos de avances conseguidos gracias al respaldo de instituciones que poseen prestigio a nivel internacional. No obstante, suele pasar desapercibido que entre el equipo responsable (y a veces al frente del mismo) hay algún investigador mexicano. Y si bien muchas veces su labor no atrae los grandes reflectores se trata de compatriotas que efectúan aportaciones más que notables a su campo de acción.
Son personas que han marcado la diferencia y ponen muy en alto el nombre de nuestro país con su participación en proyectos emblemáticos o bien porque sus descubrimientos nos ayudan a entender y cuidar mejor a nuestro planeta.
UNA MUJER ENTRE LOS ASTROS
La Astronomía es una ciencia que ha acompañado a la humanidad por siglos. Desde los mayas, observar los astros es parte de legado cultural. Quién diría que en la época moderna el rumbo del organismo más importante de la Astronomía mundial estaría en manos de una mexicana: la doctora Silvia Torres-Peimbert. El pasado agosto de 2012 se anunció que esta profesora emérita del Instituto de Astronomía de la UNAM presidirá la Unión Astronómica Internacional, máximo órgano que integra a más de 10 mil astrónomos de 70 naciones.
Cabe mencionar que en este momento la investigadora nacida en el Distrito Federal (1940) ostenta el carácter de presidenta electa, mas será hasta el 2015 que tomará posesión del cargo y permanecerá en él durante tres años.
Aun antes de tal designación, el nombre de Silvia Torres-Peimbert ya era sinónimo de triunfo, pues posee no solamente una impecable carrera en la investigación sino también en la divulgación. Sus trabajos sobre la abundancia de los elementos químicos en el Universo le han hecho merecedora de importantes premios como el L’Oreal-UNESCO para mujeres en la ciencia 2011, galardón que se otorga a cinco personalidades (una por cada región del mundo).
EL RESCATE DE LA CAPA
El tema del cuidado de los recursos naturales y del planeta se ha popularizado al punto de ser algo cotidiano. En el mismo contexto, cada vez más personas se dan cuenta de una afortunada realidad (que muchos aún desconocen): ya es obligatorio que los aerosoles sean libres de clorofluorocarburos (CFC). Dicho de otro modo: ningún aerosol que se encuentre en el mercado debe dañar a la capa de ozono. Para que esto fuera posible hicieron falta alrededor de 20 años de ardua labor; y detrás de ese esfuerzo está el doctor Mario Molina (Ciudad de México, 1943).
El doctor Molina cursó estudios de Ingeniería Química en la UNAM, para luego continuar su preparación en Alemania y California. Durante su carrera docente comenzó a orientar sus investigaciones hacia el medio ambiente, analizando los gases que componen la atmósfera terrestre. Fue precisamente en esta área donde encontró (junto a su colega estadounidense Frank Sherwood Rowland) que los CFC utilizados en latas de pintura y otros aerosoles estaban adelgazando la capa de ozono.
Sus conclusiones, así como el artículo que al respecto publicó en la revista Nature en 1974, no fueron bien recibidos por numerosos investigadores y menos aún por las grandes compañías que vieron en ese análisis una amenaza para sus actividades. Tras años de exponer los peligros del adelgazamiento de la capa de ozono y de convencer al mundo de esta situación, en 1994 se firmó el Protocolo de Montreal, en el cual las naciones que producen CFC se comprometieron a sustituirlos por gases menos dañinos. Fue entonces que en 1995 el doctor Molina recibió el Nobel de Química, convirtiéndose en el tercer mexicano que ha dado este honor a nuestro país. Más allá de ese reconocimiento, sin duda es motivo de gran orgullo que un compatriota lograra tan importante aporte para la humanidad.
Sin duda la confianza en sus capacidades le ha llevado lejos; incluso se integró en 2011 al President’s Council of Advisors on Science and Technology de la administración de Barack Obama, en donde funge como consejero. Ha recibido otros notables galardones y trabajado en instituciones tan importantes como el Jet Propulsion Laboratory en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Además es miembro del Colegio Nacional de México.
LA CURIOSIDAD DE UN MEXICANO
Si hablamos de compatriotas que han sobresalido en la ciencia, es indispensable incluir al doctor Rafael Navarro González (Ciudad de México, 1959), quien desde hace unos meses se colocó bajo los reflectores internacionales por ser uno de los principales científicos al frente del laboratorio robótico móvil Curiosity, que en estos momentos recorre el planeta Marte en busca de evidencias de vida.
El doctor Navarro ocupa tan privilegiado puesto gracias a una trayectoria de dos décadas de labor incansable, en la cual se ha dedicado a la investigación con química de altas energías en la troposfera de Titán (luna de Saturno), fisicoquímica de relámpagos y su impacto en el origen y evolución de la vida, así como sobre la terraformación de Marte. Es precisamente en ese último campo en donde se ha centrado durante los últimos años, analizando al planeta rojo mediante condiciones parecidas en el nuestro. ¿Cómo lo ha conseguido? Con múltiples expediciones, buscando ambientes similares a los que podrían encontrarse en Marte. Estas expediciones, coordinadas por la NASA, lo han llevado al Pico de Orizaba en México a 5,610 metros de altura y al Pico Bolívar en Venezuela, a 5,007. También a los parajes más áridos de Norteamérica como el Valle de la Muerte en el desierto de Mojave (California) o el de Atacama (Chile), con ambientes extremos.
En 1994 el doctor Navarro estableció el Laboratorio de Química de Plasmas y Astrobiología (en un proyecto de Conacyt-UNAM), único en su tipo en Latinoamérica. Es desde ese centro que trabaja descifrando los datos que la misión Curiosity irá enviando poco a poco en un lapso de dos años. No deberá sorprendernos que en un corto margen de tiempo, su empeño rinda frutos en Marte.
LOS QUE VIENEN
Aunque sólo hablamos de una muy pequeña porción de investigadores mexicanos enfocados en sobresalientes estudios de relevancia mundial, existen otros más que hacen su mejor esfuerzo.
Sabemos que en México la cantidad de investigadores es sumamente reducida, comparada con la de otras naciones; y que las oportunidades de realizar proyectos que trasciendan parecen pequeñas. Sin embargo en los últimos años se ha notado un esfuerzo del gobierno en el ánimo de generar vocaciones para el estudio de carreras científicas. De hecho ya existen varios museos de ciencias, en donde el público en general puede tener un primer acercamiento al conocimiento. También se difunden programas destinados exclusivamente a llevar talleres de ciencias hasta los propios centros educativos. Y sobre todo, es patente la intención de darles seguimiento a aquellos niños y jóvenes que muestren talento e interés por continuar en esta área académica. Si bien es un esfuerzo que requerirá de mucho tiempo para arrojar resultados, puede decirse que estamos en el camino correcto, ese que en el futuro pueda darnos el orgullo de reconocer a más mexicanos en la lista de los científicos que de una u otra forma están cambiando al mundo.
Correo-e: eduardo@planetariumtorreon.com