Invitado. El director Michel Franco tomó con buen humor el ritual judío.
Quien diga que los cineastas no tienen buen humor, basta saber lo que Michel Franco, director de Después de Lucía y Daniel y Ana, hizo durante la inauguración del Décimo Festival Internacional de Cine Judío.
Invitado para inaugurar el evento, el realizador debió romper una copa cubierta con un pañuelo blanco, con su pierna derecha, para dejar atrás el pasado del certamen.
Pero una costumbre similar se utiliza en las bodas de esa religión.
"Esto es para mi madre, que está obsesionada con que me case; esto será lo más cercano que haga de eso", indicó Franco.
El director viajó a España, en donde la cinta Después de Lucía busca el premio Goya como Mejor Película Iberoamericana.