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COLUMNA DE HÉRCULES

JUAN CARLOS ALONSO CARREÓN

En el tratado de la Sociedad Solidaria se hace hincapié en un punto evidentemente necesario: deben ser iguales las posibilidades de todos los miembros de la sociedad en la satisfacción de sus necesidades, el desarrollo integral del individuo en la sociedad supone una considerable diversidad de sus necesidades, lo cual permite eludir cualquier nivelación en el consumo. Sin embargo, históricamente está comprobado que la propiedad comunitaria única sobre los medios de producción, del carácter social del trabajo, y el modo colectivo de vida no funcionan en ese ser social producto del desarrollo de la sociedad llamado genéricamente Hombre.

Cierto que la producción siempre ostenta carácter social, fuera de la sociedad no hay producción y por consiguiente, no hay Hombre, ya que éste, a diferencia del animal, es un ser que produce los objetos que necesita. En todos los tipos de actividad, el Hombre se basa en los resultados del trabajo de las generaciones anteriores y de la suya y, por lo tanto, lo forma la sociedad. En general, toda manifestación de la vida del individuo, incluso si no comparece en forma directa de acciones colectivas, es una forma peculiar de expresión de la vida social.

Y precisamente porque lo específico de la sociedad es la interacción de los individuos, el tipo de nexos, de relaciones con que los miembros de la misma, están entrelazados entre sí, como las relaciones de producción. Cuanto más desarrolladas están las relaciones sociales, tanto más dotado, desarrollado aparece cada miembro de la sociedad. En otras palabras, la verdadera riqueza espiritual del individuo depende en gran parte de la riqueza de sus relaciones con otros. La humanidad está orgánicamente unida al mundo natural de su existencia, está vinculado a la naturaleza, ante todo por su origen.

Aunque el medio ambiente, sobre todo la biósfera, produce no pocas cosas necesarias para el Hombre (oxígeno, agua, comestibles, madera, suelo, minerales, etc.) todos estos dones de la naturaleza no aseguran, ni mucho menos, las necesidades vitales de la sociedad y las personas, al no encontrar en el entorno natural, medios suficientes de subsistencia y condiciones favorables, los producen ellos mismos con los materiales de ese entorno, con los objetos de la naturaleza, combinándolos, transformándolos. Al producir con los objetos naturales cosas vitalmente necesarias, el Hombre, en su trabajo, se apoya constantemente en las fuerzas naturales, de esta manera, la naturaleza no es para la producción material, algo absolutamente externo y que sólo se transforma. Los procesos productivos naturales controlados por el hombre (mecánicos, químicos, eléctricos, térmicos, biológicos, etc.) que funcionan en la esfera de la producción material, están orgánicamente incluidos en ella, se combinan con las propias acciones materiales de los propios individuos y éstos los utilizan con fines específicos.

Recordemos que México ocupa el cuarto lugar mundial en biodiversidad, que preservar esta herencia es un compromiso ético con las futuras generaciones y estratégico para el desarrollo futuro del país. Recordemos que México está llamado a ser un país ejemplo al explotar racionalmente su biodiversidad.

Y creo que México deberá evolucionar a una forma de social democracia rescatando lo mejor de la sociedad solidaria.

amigo@juancarlosalonso.com.mx

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