Hoy pienso "salirme un poco del carril" y hablaré no sólo del deporte, sino de sus modernos y aberrantes "compañeros de viaje": dinero y política, horrible combinación que día a día ocurre en el deporte mundial, porque gradualmente lo económico supera lo deportivo. Tal vez en nuestro país no sea tan evidente (aún hay románticos dueños de equipos de futbol y beisbol) pero el resto del mundo sufre con presiones económicas de FIFA, COI, etcétera, que tolera lo que en otros tiempos sería una trata de blancos y negros. Hoy, el lema del deporte parece ser (opuesto al del romántico creador de los Juegos Olímpicos, Barón de Coubertin) "bolsillo lleno por cuerpo sano". Especialmente en el futbol este parece ser el lema, que ha despertado un rechazo organizado por parte de algunos medios políticos conscientes y la población del mundo. Ojalá se mantenga este rechazo.
Me refiero a lo fácil que parece ser comprar a quienes están al mando en diversos países donde "se ama el deporte"; y no todos son políticos. El Diccionario de la Lengua Española define política como "arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los estados… cortesía y buen modo de portarse". Pero como ocurre con las definiciones de diccionario, no refleja la complejidad de la sociedad moderna. Por ello, prefiero escuchar mejor otras sabias opiniones (algunas de los griegos, donde nació y fue asesinada la democracia; ellos dijeron que democracia es "el gobierno del pueblo para el pueblo".
Es decir, los expertos coinciden que democracia es un sistema político, y de alguna forma, toda la población está involucrada en gobernar. (Por lógica, dictadura es un sistema político donde un grupo de gente o una sola persona gobierna a los demás). La democracia, como lo dice su raíz griega, depende de que todos sean parte y por ello sean tratados como iguales; por ello, cualquier decisión en una sociedad es válida siempre y cuando sea aprobada por TODOS (o por mayoría "unánime" de quienes forman parte de esa "democracia"). Claro que el egoísmo es natural en muchos seres humanos; y siempre habrá quienes se oponen a la democracia, diciendo "tengo mejor educación que los otros", o "poseo más bienes materiales que los demás", etcétera. Esto sin olvidar que en nuestro sistema todavía es difícil lograr que un partido político conceda su derrota en las elecciones sin protestar.
En una democracia hay libre expresión de ideas, mientras éstas no insulten o atenten de alguna forma contra los derechos y libre personalidad de los demás. Por ello los medios honestos de comunicación son tan importantes, tanto en el totalitarismo como en una democracia. Controlar, guiar o comprar la opinión de los medios de información es aberrante en una democracia; al igual que usar esos medios para alterar la realidad de cualquier situación, buscando con ello tener mayor auditorio, vender más periódicos o revistas, ocultando o maquillando la verdad; tristemente esta es la característica frecuente de nuestra democracia. Lo primero que hacen los gobernantes demócratas es separar los medios libres de los que viven del control gubernamental.
Hay algo peor: mal informar, mentir o distorsionar la verdad. En nuestro país considero éticos (aunque no siempre certeros) a ciertos diarios independientes de los estados. (Entre ellos y desde mis años mozos incluyo "Diario de Yucatán" y "El Siglo de Torreón").
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