Algunos lectores de esta columna se toman la molestia de escribirme. Uno de ellos habla de los serios problemas del narcotráfico, del terrorismo y de la aparente apatía de nuestras autoridades para actuar. Uno aprende a no juzgar lo que ocurre basándose sólo en sucesos aislados... pero…
Creo ser uno más con derecho de juzgar por haber vivido diferentes etapas del desarrollo del mundo en general y de nuestro México en particular. Sabias palabras de un querido amigo extranjero ya fallecido, que vivió en México décadas de su vida, me vienen a la memoria. Volando sobre el país me dijo un día suspirando: "Vivo en este país desde 1942, he visto desfilar a varios presidentes; algunos han querido hacer quebrar al país y no lo han conseguido. !Qué maravillosos son ustedes los mexicanos!".
Reflexiono. Maravillosos y aguantadores. ¿Por qué? Porque tenemos orgullo nacional y queremos el país donde nacimos, porque nos lo legaron nuestros antepasados y familiares; porque nuestro orgullo nacional está basado en más de un siglo de paz luego de casi un siglo de guerras y violencia. Porque tenemos creencias, valores familiares; porque pese a todo hemos progresado y somos un país importante del mundo… somos optimistas, hospitalarios y mentira que vivimos en un "laberinto de soledad".
Tenemos un concepto de la vida conciso y optimista. No somos grandes inventores pero sí grandes creadores y artistas. El Creador nos lleno de excesivas riquezas naturales -casi la mitad de nuestro territorio es árido y sin embargo trabajamos duro en el campo y en las ciudades, tenemos acceso a dos océanos y exportamos riquezas a un ritmo mayor que ningún otro país de Hispanoamérica. Nadie en el mundo nos llama flojos. Nuestra riqueza es de gente hospitalaria y trabajadora.
No hay un solo México sino muchos Méxicos. Venimos de diversas culturas indígenas, casi todas pacíficas, productivas y religiosas. Fuera de los aztecas, ninguna otra raza invadió territorios de otros. ¡Ojo!, de ninguna forma digo que somos perfectos sino que siempre hemos sido adaptables, dóciles, amigables, respetuosos. España nos conquistó, pero tuvieron la inteligencia de respetar nuestras instituciones, de crear un mestizaje que a la larga fue el que nos dio idioma e independencia.
Nuestro país es mezcla de buenas razas, y nunca hemos sido "busca-guerras" o invasor de otros, al contrario. Nuestra independencia fue iniciada por criollos e indígenas; perdimos la mitad de nuestro territorio por haber quedado agotados de una década de lucha por ser independientes; nuestra Revolución fue totalmente popular, contra la gente que abusó de la docilidad y amor a la tierra de nuestros antepasados, creyendo que era abulia o indiferencia (¡vaya chasco que se llevó!).
El problema actual de violencia causada por el narcotráfico es consecuencia de la inmoralidad de ciertas autoridades y la falta de voz firme ante quienes gobiernan los mercados donde la droga se consume o exporta. Entiendo que todos sabemos que la raíz del sucio negocio que nos heredaron los narcotraficantes colombianos fue cuando Estados Unidos les cerró vías aéreas y marítimas que utilizaban para surtir de su veneno al país vecino. Pero nos faltó voz y acción fuerte para atacar donde el problema se crea: los consumidores.
Sí, hay malos mexicanos que han vendido su deber como tales para obtener riquezas materiales y exponerse a ser eliminados; sacan provecho de la buena fue y espíritu de trabajo (más del 95% de la población) que busca progresar. Son generaciones que después de un siglo de lucha por ser independientes, librando guerras contra invasores y luchas entre hermanos por la libertad de ganar el pan con el sudor de la frente, de crear un país democrático… están hartas de luchar por sus derechos sin poder evitar que algunos vendepatrias ensucien la imagen y nombre de nuestro país.
Estuve charlando no hace mucho con un supuestamente inteligente amigo sudamericano. "No entiendo", me decía, "por qué has conservado tu nacionalidad de mexicano viviendo en otro país". Respondí: "nunca lo entenderás porque vine porque me llamaron y estoy orgulloso de mi origen". Fui educado para entender lo que es mi país y difundir la realidad de nuestros antepasados que murieron defendiendo la tierra donde nacieron. México es un país de volcanes, y tenemos sangre en las venas, que nos impide dejar de recordarlo. Es un país que ha progresado por estar en paz, después de tantas luchas. Sí, México es la "Tierra del Sol" y no nació ayer.
Algo debe tener nuestro país, cuando quienes emigran siguen viviendo al estilo nuestro, hablan el idioma, conservan sus costumbres y eventualmente regresan. Los europeos y muchos asiáticos que han emigrado a Estados Unidos, en su mayoría, olvidan rápido su origen.
Hablaba el otro día con un estadounidense, me decía de la facilidad con que caribeños y algunos centro y sudamericanos se adaptan al estilo de vida estadounidense. Le dije: "Es que casi en ninguno de esos países persisten razas nativas. Millones de nativos de esas islas fueron eliminados; además en pocas de esas islas hay fervor de patria de origen". El amigo me dijo: "Tienes razón. Los mexicanos tienen orgullo de castas, de su origen, y por eso se les identifica fácilmente".
Simplemente, uno proyecta diariamente con su ejemplo la imagen de su país. Creo que ustedes, amables lectores, están orgullosos de haber nacido y luchado por el país donde nacieron. Aún así, ha habido malos mexicanos, que venden hospitalidad y patriotismo por un puñado de monedas de oro. Creen estúpidamente que su "vida fácil" será eterna. Y es lamentable saber que en esto del narcotráfico haya un puñado de malos mexicanos, cómplices de "cárteles" extranjeros que manchan el orgullo con que decimos que "Como México no hay dos". Me temo que en el narcotráfico hay "otro México", pero que no es realmente mexicano.
Apena saber que algunas autoridades venden su orgullo nacional por un "plato de dólares". Ellos colaboran a crear injusta imagen del país donde nacieron, México es muy admirado en el mundo; su imagen no debe mancharse. Sólo el nuevo gobierno mexicano puede corregir algo que está edificado sobre un silencio comprado o una colaboración manchada con dinero ilegal. Creo que muchos saben lo que hay que corregir, dónde y por qué. Toca a los muchos mexicanos que tengan orgullo de serlo y que no aceptan dinero por callar o corregir, actuar o decir lo que saben. Las nuevas generaciones merecen eso.
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