Con el ejemplo de su padre asesinado, regirá en San Dimas

Mientras enterraba a su padre, Alma Leticia decidía que lo sucedería en su candidatura. Hoy, con 23 años de edad, gana la alcaldía de San Dimas, en Durango.

"Mientras lo enterrábamos, y a pesar de la confusión, de la conmoción, yo sabía que lo debía suplantar y preservar su legado. Lo asesinaron el lunes, el miércoles me postulé".

Será la alcaldesa más joven de los 39 ayuntamientos de Durango.

Alma Leticia nació hace 23 años en Tayoltita, San Dimas. Desde pequeña, además de cursar sus estudios, aprendió a trabajar detrás de un mostrador, alcanzando apenas la altura necesaria para atender a la clientela que se acercaba a la tienda de abarrotes de la familia Reyes Guerra.

"Fuimos una familia honrada. Siempre vi a mi padre trabajar en el negocio. Nos dedicábamos al estudio y al comercio, después me gradué como licenciada en Educación Primaria.

"Cuando niña, al terminar las tareas escolares mi padre nos llamaba a la tienda para que lo ayudáramos. Nos inculcó el sentido de la responsabilidad y del compromiso con los gastos de la casa, el ahorro. Después yo lo acompañaba y escuchaba sus discursos, los compromisos que firmaba y cumplía como presidente municipal, su acercamiento con la gente (...) él fue electo presidente municipal de San Dimas para el periodo 1995-1998, por el Partido del Trabajo. Yo todos los días lo escuchaba y solía acompañarlo en sus actos públicos".

Conforme crecía, Alma Leticia fue también involucrándose cada vez más en la carrera política de su papá, quien era militante del partido Movimiento Ciudadano y candidato a edil de San Dimas, Durango, hasta el pasado 1 de julio.

"Lo secuestraron y asesinaron el pasado primero de julio, dos días antes de que concluyeran las campañas electorales. Era un lunes, se dirigía hacia el funeral de una persona conocida; aquí en el pueblo todos nos conocemos. Aún llevaba un ramo de flores en la camioneta que estaba rotulada con su campaña, no llegó al entierro, nos hablaron a la casa para decirnos que lo habían levantado; fuimos a buscarlo y lo encontramos ya muerto. No sabemos quién se lo llevó, ni por qué, todo cambió para nuestra familia".

Reyes Guerra, recién casada hace seis meses con un hombre que es ingeniero mecánico de profesión, y quien era maestra de cuarto y quinto grados de primaria desde hacía dos años, se inscribió cuatro días después del asesinato de su padre como su sustituta en la elección. Ganó la alcaldía y obtuvo 3 mil votos a pocas horas de obtener registro como abanderada de Movimiento Ciudadano.

"Sé que puedo lograr lo que mi padre quería, tengo sus valores, soy una mujer honesta que desde chica aprendió a trabajar. Gracias a su ejemplo sé que jamás me quedaré con los brazos cruzados, sé que puedo sacar adelante a mi madre y a mis hermanos, sabré rodearme de un buen equipo de trabajo, cuento con el apoyo de mi hermano mayor, de mi esposo y de mi familia; estudiaré lo necesario para desarrollar mi trabajo con honestidad. Mi madre será la presidenta del DIF".

Alma Leticia asegura no tener miedo: "No le debemos nada a nadie, defender la honorabilidad de mi padre es más importante que el temor que pueda sentir. Pensé muy bien las cosas, además soy mujer, la primera mujer candidata y ahora presidenta municipal en Durango, sé que soy muy joven, sé que debo capacitarme, pues hay aspectos para los cuales aún no estoy preparada.

"Sé también que debo dignificar la vida de mi padre y que en ningún momento se vincule su asesinato con actos relacionados con el narcotráfico, como lamentablemente ha ocurrido. Tendré precauciones en cuidarme, vigilaré con quién hablo, con quién salgo, concretaré lo compromisos de mi padre, él dio la vida por nuestro pueblo".

Dice que el miedo lo deja en casa, "para enfrentar con valor el cargo que me hace ganadora de la alcaldía de San Marcos. Recuerdo que en esta campaña mi padre siempre le decía a la gente que debía hacer las cosas bien, pues dentro de seis años vendría a apoyar a su hija, y a pedir el voto para mí".

La "maestra Alma", como hasta hace poco le decían sus alumnos de los turnos matutino y vespertino dos escuelas distintas, no imaginaba ni esperaba asumir lo que define como el gran legado que le dejó inesperadamente su padre.

"Es cierto, si yo no hubiera querido, no me postulo, pero lo asumo con responsabilidad: vengo a apoyar a la gente, lo hice con mis alumnos y con los padres de familia, ahí comenzó mi labor, que ahora se extiende hacia los demás ciudadanos. Aquí hay muchos problemas que el gobierno no resuelve, la falta de agua es uno de ellos; tenemos que lograr un buen proyecto para contar con este recurso y con muchas otras necesidades vitales", concluye quien quiere en un futuro tener hijos y hoy tiene como hermanos a Ricardo, de 25 años; a Rosalba, de 16, y a Jesús Daniel, de 10.