Conectada a una máquina que hace la función de sus riñones, Doña Eva Armijo Herrera tiene un año que recibe diálisis, diariamente. Fue diagnosticada con diabetes hace 23 años y súbitamente le dejó de funcionar un riñón.
Uno de sus nietos, Julio César Márquez, tuvo que aprender a usar la máquina para dializar y a conectar a su abuela de un catéter que tiene permanentemente.
"Vine aquí a capacitarme. Te enseñan y te ponen una máquina de cómo tienes que ir haciéndole y al final te dan un certificado. La máquina lo que tiene difícil son las anotaciones que tienen que hacer, es como ir a la escuela".
Cuenta Julio que para usar la máquina de diálisis se requiere hacer multiplicaciones y varias operaciones que en un principio le resultaron complicadas.
"De primero sí batallaba y tenía miedo. Ahora ya sé bien qué hacer para no lastimarla, sé bien que no le duele. Me fijo bien del catéter y no tocar algunas partes porque si no se infecta y lavarme bien las manos al conectar y en el momento".
Dice Julio que mientras conecta a su abuelita charlan de todo, hablan de la vida y su relación es muy cercana. Doña Eva asegura que lo regaña pero lo dice entre risas.
"Es muy serio pero sí lo regaño mucho, que no se salga. Que sea normal. Pero siempre está conmigo, siempre que estoy en el seguro aquí está él".
Diálisis
Los pacientes con insuficiencia renal crónica tienen que dializarse diariamente en sus casas o en el hospital. Sus familiares reciben capacitación para ayudarlos con el tratamiento.