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Con ustedes: el semen

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Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

Sobre el semen se aseguran muchas cosas, aunque eso no quiere decir que sean verdaderas. Qué contiene, si utilizarlo brinda beneficios o si puede resultar peligroso, son sólo algunas de las incógnitas que bien vale la pena resolver.

Alrededor del semen humano se tejen infinidad de falsas creencias, mitos y hechos reales. Su presencia después de la eyaculación masculina se ha convertido para muchos en sinónimo de potencia y superpotencia sexual. Su ausencia, color, olor, volumen, lo envuelven en un halo de misterio y hasta de adoración. Se dice que tragarlo es sinónimo de vitaminarse o aplicarlo en la cara una forma de contrarrestar las arrugas del rostro. Por ello, es relevante analizar los hechos y confrontarlos con las fantasías atribuidas a este componente orgánico.

SU ORIGEN

El semen es producido por las glándulas genitales del hombre. Empieza a secretarse entre los 12 y los 14 años, cuando la testosterona y la hormona estimulante del folículo dan inicio a la pubertad varonil. Su elaboración se mantiene a partir de entonces pero a mayor edad habrá menor cantidad de este fluido. Así, alguien de 60 años genera menos que un joven de 25 (aunque la capacidad de producir espermatozoides viables se mantiene casi toda la vida).

El líquido seminal mantiene un pH alcalino de siete a ocho, mismo que protege a los espermatozoides pues la condición ácida de la vagina es similar al efecto que recibirían si cayeran en agua hirviendo.

MITOS Y REALIDADES BLANCOS

Los componentes del semen abarcan fosfatasa ácida, fosfatasa alcalina, ácido cítrico, láctico y ascórbico, proteínas, aminoácidos, cloruros, glucosa, fósforo, espermina, colesterol, hialonuridasa, fructuosa, fosforilcolina, ergotina, fibrinolisina y por supuesto espermatozoides en cantidad de 20 a 160 millones por mililitro.

Algunos piensan que tragar el semen proporciona algún tipo de nutrimento especial, lo cual es totalmente falso. Si bien además de los elementos ya citados incluye calcio, zinc, magnesio, sodio, potasio y vitamina B12, no los contiene en cantidades suficientes como para influir en la nutrición.

Otro sonado mito es su utilidad estética para el cutis femenino. Muchas parejas disfrutan jugar con el semen después de concluir el acto sexual y es en ese contexto que algunas mujeres se lo colocan como crema de noche, pues al secarse sobre el rostro produce una sensación de tirantez en la cara. Hasta la fecha no existe evidencia que demuestre que untar esperma en el rostro o cualquier otra parte de la piel la tonifique o embellezca. Su aplicación sólo es con fines eróticos y no todas las parejas disfrutan ese juego íntimo.

La errónea creencia de que la salida del semen afecta el rendimiento físico y en concreto el deportivo ha desanimado a muchos practicantes del deporte. La realidad es que la producción de testosterona les hace más competitivos y también más eróticos; consecuentemente la vida sexual de los deportistas aumenta, contribuyendo con ello a mejores resultados. La tendencia a confinarlos antes de las competiciones creyendo que si están en abstinencia tendrán mayor energía, en realidad sólo favorece que se sientan nerviosos e irritables, propensos a la frustración. Y aunque tienen la alternativa de la masturbación, valdría la pena que los entrenadores dieran la oportunidad a los atletas de vivir su sexualidad sin intromisiones ni prohibiciones sin sentido.

¿Sinónimo de potencia sexual?

La cantidad de semen eyaculado varía en función de los días de abstinencia sexual que el varón reúna. A más tiempo, mayor cantidad de líquido. Sin embargo la creencia de que reservarse por algunos días le hará estar más potente es equivocada. El hombre que eyacula con regularidad tiene mayor capacidad para mantener relaciones sexuales. La frecuencia promedio en individuos de 20 a 40 años es de dos a tres veces por semana o más. Después de los 50 hasta los 70 quienes continúan siendo sexualmente activos sostienen alrededor de dos encuentros por semana.

La potencia sexual se conservará mientras más eyaculaciones tenga el sujeto. Aquí aplica el dicho “órgano que no se usa se atrofia”: la función placentera de la vida sexual requiere de su práctica constante.

¿Peligroso?

¿El semen puede transmitir enfermedades? Sí, tanto si es tragado o dentro del coito. Para empezar el virus de la inmunodeficiencia humana VIH es contagiado por este medio. Si el hombre tiene una infección en el semen también puede propagarla de esta forma.

Las contaminaciones seminales con frecuencia causan pocas molestias y por lo tanto son difíciles de detectar. Pero ello no las vuelve inofensivas, al contrario, pues bacterias (sobre todo la Chlamydia trachomatis), micoplasmas, hongos y virus se ven involucrados en la infertilidad masculina.

De color y consistencia

El semen siempre es de un tono blanco aperlado. Si muestra un color anaranjado o rojizo puede ser indicio de sangrado. Por ello la más mínima modificación en su apariencia debe ser motivo de revisión médica.

En cuanto a la consistencia, en condiciones normales se conserva lechoso y semiespeso. Su aroma es muy característico, similar a la menta clorada. Si por el contrario presenta un olor fétido, notoriamente cloroso, amoniacal o en cualquier caso sospechoso, debe ser valorado por un especialista.

Infecciones, cáncer y otras alteraciones contribuyen a cambios en la cantidad de eyaculado, color, olor y consistencia.

Orgasmos sin semen

La eyaculación es la emisión del semen por la uretra. Antes de eyacular el varón experimenta cambios en el interior de su cuerpo. La uretra se cierra para impedir que salga la orina. Las secreciones de la próstata, las vesículas seminales, las glándulas de Cowper y los testículos se mezclan. Acto seguido la penetración pene-vagina se hace más profunda y aproximadamente siete gramos de líquido seminal entran en seis chorros consecutivos dentro de la vagina a 17 kilómetros por hora.

Algunos hombres a quienes se les ha extirpado la próstata ya no emiten semen, tan sólo tienen lo que se llama orgasmo seco (pues la próstata es la encargada de producir el líquido donde son trasportados los espermatozoides). Sienten placer pero sin la eyaculación simultánea.

En quienes han sido vasectomizados, los espermatozoides quedan dentro de los testículos y son reabsorbidos por el cuerpo. Pueden eyacular una sustancia blanca opalescente prostática, sin espermatozoides, mas tampoco pierden la capacidad de experimentar orgasmos.

Indeleble

Todos recordamos el escándalo del sexo oral practicado al presidente estadounidense Bill Clinton por Mónica Lewinsky. Este caso se resolvió debido a la oportuna intervención del departamento forense, quien demostró en el vestido de Lewinsky la presencia de semen del presidente. Y es que esta secreción es tan característica que se ha convertido en una herramienta con la cual los equipos médicos bien capacitados pueden comprobar la presencia de fluidos seminales en vestimentas, sábanas, almohadas, muebles, alfombras, pisos, vehículos y más.

Ello se debe a que al secarse, el semen deja una mancha que adquiere un color blanco grisáceo o bien amarillento e imparte a las telas un efecto almidonado. Lavarlas con el fin de desaparecerlo es un procedimiento difícil de obtener.

EL GRAN TRANSPORTADOR

Las semillas de la vida, los espermatozoides, dan continuidad a la especie humana. El semen los transporta, de ahí su relevancia. El placer que se obtiene mediante el éxtasis sexual ha garantizado que la especie humana prevalezca sobre la Tierra.

www.sexologosilvestrefaya.com

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