En perspectiva. En Bolivia queman la bandera francesa.
El desvío del avión presidencial boliviano causó ayer indignación entre los líderes latinoamericanos que calificaron la maniobra de violación de la soberanía nacional por parte de países con una larga historia de falta de respeto hacia la región.
Sin embargo, mientras el presidente Evo Morales regresaba a casa tras una escala imprevista de 14 horas en Viena, no había señales de que algún país de América Latina fuera a brindar asilo al exagente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés) Edward Snowden a salir de la zona de tránsito del aeropuerto internacional de Moscú y encontrar asilo en alguna nación de la región dispuesta a resistir la presión de Estados Unidos para su extradición. El caso Snowden parece una demostración del poder persistente de la influencia de EU en el mundo a pesar de la sensación inicial de que el gobierno de Barack Obama había perdido el control de la situación, sensación acentuada en un principio cuando China desafió a Washington.
Morales regresa a Bolivia
Evo Morales partió ayer miércoles de Europa hacia Bolivia después de una extraordinaria crisis diplomática que lo obligó a desviar su avión presidencial a Austria ante la sospecha de que pudiera estar ocultando al exespía estadounidense Edward Snowden.
El avión aterrizó a primera hora de la tarde local en el aeropuerto de Las Palmas de Gran Canaria, en España, y tras una escala de poco más de una hora para repostar combustible, en la que Morales no se dejó ver, prosiguió vuelo a territorio sudamericano.
Antes de despegar de Viena ayer miércoles, el presidente boliviano negó que Snowden, acusado de espionaje por filtrar informaciones sobre el control de registros telefónicos y tráfico de Internet que realiza Estados Unidos, viajara en la aeronave presidencial.