Dos hechos recientes ilustran la necesidad de unir disciplina y seguridad con progreso nacional. El primero saltó a la vista con la llamada al orden que el PAN y el PRD lanzaron al PRI cuando el torpe manejo en Veracruz de la Cruzada contra el Hambre amenazaba la transparencia de los próximos procesos electorales, contaminando todo el ambiente político nacional.
Algunos opinaron que era inadecuado vincular cuestiones electorales con la ejecución del Pacto por México por ser asuntos, que aunque simultáneos, corrían su propio curso. En realidad era ineludible la relación entre ambos. El Pacto por México es el instrumento más reciente, y hasta ahora eficaz, para destrabar la acción parlamentaria y del Ejecutivo, para abrir caminos a estructuras que pide la vida nacional e internacional del país. La misma integralidad de tal esfuerzo que por fin se va logrando, gracias a la comunidad de propósitos de partidos políticos y del Ejecutivo, requiere alimentarse de buenas intenciones para la transmisión transparente de la voluntad popular que legitima cualquiera acción pública.
El segundo hecho fue la destitución, aunque tardía, del director de la Profeco. Una vez más, habrá quienes cuestionen la relación entre el bochornoso comportamiento de la hija del funcionario y la responsabilidad pública de éste. La explicación dada por Gobernación fue diáfana: está en juego la credibilidad de la institución ante los usuarios y no la respetabilidad personal del que la venía dirigiendo.
En los dos casos está presente la necesidad de congruencia. No es posible esperar que una sociedad avance en todos los órdenes hacia metas de justicia y progreso económico y cultural, sin que haya identidad de los principios que dan rumbo y justificación a los actos que impulsan tal desarrollo. En los dos casos que comentamos se impuso la congruencia. En el primero, suspendiendo de inmediato la presentación pública de la Iniciativa Financiera hasta restaurar la confianza en el Pacto por México. En el segundo sintonizando con la presión ciudadana.
La congruencia del gobierno en asuntos de violaciones a la seguridad y la paz pública es también indispensable. Es urgente que la autoridad en sus tres niveles actúe con orden, firmeza y disciplina para detener los vandalismos que cometen en prácticamente todo el país segmentos desbocados del magisterio, como los criminales actos perpetrados por las mafias.
Habrá quienes estimen que la inacción oficial que tolera los crímenes e incluso consintiéndolos intencionadamente en la esperanza que desvanezcan, es una solución deseable, a fin de no provocar nuevas violencias o herir supuestos derechos humanos de los criminales. Hacerlo así, sin embargo, sería una omisión irresponsable e incongruente, dejando pasar flagrantes hechos eludiendo la realidad de muertes y destrucción de bienes públicos y privados.
La acción del Estado tiene que cumplir su inmediata misión de preservar el orden y no ceder los espacios de su autoridad. No bastan fases tan banales como las de "perseguir a los malhechores con todo el peso de la ley" y "hasta las últimas consecuencias". El mensaje que el Estado tiene que transmitir es el de una inflexible seguridad que, respaldada en los valores cívicos y culturales, patrimonio de todos los mexicanos, ampara la tranquilidad de cada uno de nosotros sin excepción.
Vendrán muchos más casos que pongan a prueba el temple de las autoridades, incluso para defender de la libertad de expresión en los medios como El Siglo de Torreón que requerirán firme claridad de respuesta. El negociar con los pseudoanarquistas de la CNTE o tolerar el secuestro de comunidades enteras por parte de las mafias es expresión de debilidad por parte del gobierno, que así perderá credibilidad y confianza a nivel nacional e internacional.
Nos llama la atención el reciente comentario del Dr. Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, afirmando que "el crecimiento es un proceso misterioso". No hay tal misterio. La coherencia entre lo que el gobierno dice y hace en todos los órdenes es el resorte que hará posible que el país salte hacia los planos de crecimiento que corresponden a nuestro potencial.
juliofelipefaesler@yahoo.com