El gobierno ya admite que, como parte de una reforma fiscal, el esquema de consolidación fiscal debe revisarse a fondo.
También admite que dicho esquema, aunque en teoría es razonable, se ha prestado a fuertes abusos por grupos empresariales.
El sistema consiste en que, en un grupo de varias empresas bajo el mismo dueño, las ganancias de unas se suman a las pérdidas de otras, con lo que se reduce el ingreso gravable del grupo y así el impuesto sobre la renta a pagar.
Es susceptible a abuso porque puede estimular a los conglomerados a siempre tener empresas o actividades que generan pérdidas. De ahí que la carga fiscal de grandes grupos sea casi siempre muy baja, menor a la de los contribuyentes que no tienen esta posibilidad.
En el extremo la generación de pérdidas es tanto por razones legítimas, como por el deseo de simplemente pagar menos al fisco. Ha habido casos en que los grupos adquieren empresas con muchas pérdidas acumuladas, tan sólo con la intención de bajar la carga fiscal. Por esta razón el gobierno del presidente Zedillo redujo el porcentaje permitido de consolidación de pérdidas del 100% como era antes al 60%. Sin embargo, por alguna razón Vicente Fox lo volvió a aumentar al 100%.
Entre especialistas este régimen siempre se conoció como una fuente importante de recaudación que el Estado deja de hacer por lo excesivamente liberal de su régimen.
Mas no fue sino hasta 2010 cuando el gobierno, bajo la presión de una caída en la recaudación el año anterior, intentó limitarlo. Al explicar sus razones señaló que había comparado las cargas fiscales de grandes empresas en las mismas actividades en México y en Estados Unidos y que las mexicanas mostraban pagos de impuestos significativamente menores.
A distintos niveles los funcionarios dieron a conocer ejemplos de empresas conocidas con carga fiscal sorprendentemente baja. Sin embargo, el proyecto de reforma del gobierno no se completó como se quería, pues muchos empresarios influyentes reaccionaron y encontraron apoyo en un grupo de senadores del PRI.
Aun así, algo se logró limitando el tiempo en el que los impuestos se pueden diferir antes de consolidarlos contra pérdidas y la recaudación mejoró.
El gobierno menciona hoy que el régimen de consolidación debe ser revisado, quizás confiado en que los miembros del PRI que en 2010 frenaron los cambios, hoy estarán de su lado.
Sus posibilidades de lograrlo aumentan, además, porque está mejor coordinado con el Congreso y porque su partido es disciplinado. Los empresarios van a argumentar que, al cancelar o limitar la posibilidad de consolidación, se frenará la inversión. Pero los políticos ya deberían estar acostumbrados a este argumento.
Es más, limitar aún más la consolidación podría mejorar las condiciones de competencia, ya que los grandes grupos pueden entrar en nuevas actividades y gastar muchos recursos logrando una posición dominante, sabiendo que esas inversiones en realidad son a cargo del fisco.
En contraste, las pequeñas empresas que no son parte de un grupo no pueden incurrir en los mismos gastos.
Será una señal importante la que resulte de este próximo encuentro entre el gobierno y los empresarios en este tema.
Entre otros, porque hasta ahora la mayoría de empresarios ha apostado a que el gobierno aumentará la recaudación nada más con impuestos indirectos. Si les cambia la jugada los va a sorprender, pero, al mismo tiempo, tendrá mejores posibilidades de realmente comenzar a aumentar la recaudación. Pero un cambio a última hora no se puede descartar.
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Economista