Los países de América Latina y el Caribe tienen este fin de semana “una oportunidad única en su historia: poder dialogar en igualdad de condiciones con la Unión Europea (UE)”, dijo el analista Guillermo Holzmann.
“Es una cumbre muy importante desde el punto de vista incluso mundial, pero que es importante para América Latina en la medida que concurren presidentes, primeros ministros, delegaciones académicas, políticas, financieras y económicos-comerciales”, apuntó.
El académico chileno indicó que la cita internacional “es un punto de encuentro de las élites europeas y de América Latina de la mayor relevancia. Es un espacio inusual, que pocas veces se da para América Latina en estas perspectivas”.
Precisó que lo nuevo de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con la Unión Europea (UE), que se realizará el próximo fin de semana, son las nuevas condiciones de ambas partes con que se sientan a la mesa de negociaciones.
Hasta ahora América Latina y el Caribe han tenido la posición de receptor de ayuda y además no han tenido una propuesta única, pero ahora se da una situación histórica inédita ya que “Europa necesita a América Latina”.
Esta región puede ser “parte de la solución” para varios países de Europa, en especial para los más complicados en su economía, como España y Portugal, que necesitan recursos financieros e inversiones en América Latina para tener dinero fresco y sortear la crisis.
“Yo creo que lo que hay ahora es una convergencia de intereses que son abordados con pragmatismo, lo que significa e implica integración, una integración propia del Siglo XXI”, comentó.
Entre estos temas de la agenda están la energía, el empleo, las empresas, el medioambiente y la cooperación en ámbitos técnicos, culturales, económicos y financieros.
“Lo que se busca y promueve es una integración bastante pragmática que se va construyendo en términos genéricos que necesita espacios de convergencia para que los distintos actores pueden conversar y generar las decisiones políticas que se precisan”, dijo Holzmann.
Explicó que “estamos hablando de una integración pragmática que necesita espacios de convergencia para que los distintos actores pueden conversar y generar las decisiones políticas que se precisan para eso”.
El politólogo chileno apuntó que un aspecto que es necesario tener en cuenta es la desconfianza que la gente tiene de la llamada “diplomacia de las cumbres”.
“Hay un distanciamiento entre lo que ha sido la dinámica que ha tenido el proceso de globalización y toda su implicancia con el conocimiento que tiene la población en torno a ello”, señaló el analista en política internacional.
