El abordaje de un paciente que sufre quemaduras requiere de expertos en diversas disciplinas como medicina crítica, medicina interna, cirugía reconstructiva, medicina física con rehabilitación e incluso psicología. ARCHIVO
El experto Omar Cabrera Ramírez advirtió que los accidentes por quemaduras constituyen un importante riesgo de incapacidad e incluso de muerte.
Precisó que las ocasionadas por flama directa representan entre un 20 y 30 por ciento del total que se reciben en la Unidad de Quemados del Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco.
En rueda de prensa, el especialista en cirugía reconstructiva adscrito a dicha unidad dijo que la gravedad de una quemadura estriba en la edad del paciente, “y en si tiene alguna enfermedad concomitante, pero de manera muy importante en la extensión de las lesiones y su profundidad”.
Expresó que el abordaje de un paciente que sufre quemaduras requiere de expertos en diversas disciplinas como medicina crítica, medicina interna, cirugía reconstructiva, medicina física con rehabilitación e incluso psicología.
Citó el caso de José de Jesús, quien en el 2011 sufrió quemaduras en 80 por ciento de su cuerpo por flama directa mientras lavaba unas corbatas con gasolina blanca.
Precisó que José de Jesús ameritó aseos quirúrgicos y dos a tres injertos que “se tomaron de su piel cabelluda, lo cual es muy poco común y se hace en pacientes que, como él, tienen lesionada la mayor parte de la anatomía corporal y es muy poco el tejido sano de donde tomar piel para injertos”.
Destacó que lesiones por quemaduras en áreas especiales como cara y extremidades requieren además del tratamiento quirúrgico, de un proceso de rehabilitación física que empieza desde que el paciente ingresa al hospital.
“La intención es que el paciente recupere el mayor porcentaje de movilidad porque cuando ocurren quemaduras, sobre todo profundas y en extremidades, tiende a haber contractura y con ello limitaciones para el paciente”, apuntó.
A su vez, José de Jesús comentó que el 21 de agosto de 2011, por la noche, lavaba sus corbatas y al activarse el calentador automático de agua que se encontraba a uno o dos metros de distancia, el fuego lo alcanzó.
“Lo que me acuerdo es que salí corriendo cubierto en llamas y un vecino que regaba empezó a mojarme, luego llegó la Cruz Verde y a partir de ahí ya no recuerdo más”.
Agregó que tras el accidente, ingresó a un hospital privado donde permaneció un año, porque además de las lesiones externas, tenía quemaduras severas a nivel interno que comprometían su función respiratoria, lo que ameritó que le colocaran un tubo endotraqueal para soporte ventilatorio.
Añadió que al Hospital de Especialidades llegó aún con secuelas severas en sus extremidades, que ameritaron otros tres meses de tratamiento.
“Llegué el 7 de agosto de 2012 y ahí duré nomás tres meses y salí muy bien, tengo siete meses que me dieron de alta luego de una rehabilitación que fue muy dolorosa, pero gracias a la cual ya camino y me valgo por mí mismo”.
Recordó que llegó a requerir asistencia de su esposa e hijos para realizar actividades tan íntimas como “bañarme o ir al baño, situaciones que en su momento fueron muy difíciles, pero que fusionaron mucho más a mi núcleo familiar”.
Explicó que en la actualidad, a sus 40 años, ya se basta por sí mismo, es capaz de conducir su vehículo y de caminar aunque todavía con alguna dificultad.
Resaltó que tras esta experiencia “cambié para bien, y he aprendido a disfrutar de actividades tan comunes como el simple hecho de lavarme los dientes, bañarme y hacer del baño yo solo, inclusive aunque traigo un traje de compresión especial por mis quemaduras, hasta eso disfruto y agradezco por estar vivo”.
