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Construcción, el gran fiasco

Empresa

Alberto Barranco

En la coyuntura del cambio del gobierno, el "momento de México", decían los diarios del exterior, cifrada la esperanza en una sacudida general del país tras la modorra provocada por el panismo en su fallido "sexenio de la infraestructura", la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción lanzó una audaz apuesta sexenal.

La posibilidad hablaba de una inversión en el periodo de 20.8 billones de pesos en el ramo, la mayor parte a cuenta de los particulares. Concretamente, éstos colocarían 13.47 y el gobierno 7.35.

En la inercia de la resurrección de la industria, tras dos sexenios de altibajos, se crearían millón y medio de empleos directos y 800 mil indirectos. Casi el paraíso.

Más allá, la apuesta de las principales constructoras del país planteaba un colosal salto frente al patético rezago del país en materia de calidad en la infraestructura. Del escalón 68 de un listado de 144 países, México se ubicaría en el 25. El avance, pues, sería de 43 peldaños.

La sacudida alcanzaría áreas en condiciones aún más lamentables que el promedio. Por ejemplo suministro eléctrico, colocado en el escalón 79, telecomunicaciones, ubicado en el 73, además de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos.

En el borrón y cuenta nueva que pronosticaba el regreso del priísmo, los industriales hablaban de restructurar la banca de desarrollo, incluida la creación de un banco de proyectos ejecutivos; de penalizar los subejercicios presupuestales de las entidades públicas, y evitar los cierres anticipados de éstos.

El caso es que ocho meses después el panorama es desolador.

Aunque se hacen comparativos absurdos con las cifras del panismo, cuya conducción del país se repudió en las urnas, el gobierno mantiene un suberjercicio histórico de las partidas que apuntan a la infraestructura.

Los grandes proyectos augurados siguen en la sala de espera. De hecho, aunque se trabajó en el equipo de transición, no hay sede aún para un nuevo aeropuerto en la ciudad de México, olvidada la posibilidad del de la Riviera Maya, y empolvada la de un canal transístmico que conectara los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos.

Más allá de la infraestructura, la construcción privada se desaceleró ante el cambio de reglas para las empresas promotoras de vivienda que se quedaron literalmente colgadas de la brocha con una cantidad colosal de reservas territoriales y casas a medio construir. En la carambola, aunque la actividad económica cayó en promedio al segundo trimestre del año en 2.4%, la actividad de la construcción en lo específico bajó 6%.

El fiasco, pues, es colosal.

Los números que planteaba la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción se volvieron quimera. En su apuesta sexenal se planteaba un crecimiento de la inversión pública en términos del PIB de 4.6% al 8.2% en el periodo sexenal, en tanto la privada saltaría del 10.1 al 12.6.

Del gran total que señalaban las cuentas alegres del organismo encabezado por Luis Zárate, la cuarta parte, 5.3 billones de pesos, apuntaría a la infraestructura en materia de hidrocarburos.

Le seguirían electricidad, energías limpias y carreteras, en un reclamo por cada segmento de 2.1 billones.

En la lista se planteaban, en paralelo, requerimientos de 1.8 billones para ferrocarriles; de 1.2 para agua; de 1.5 para aeropuertos; de 1.4 para turismo y otro tanto para vivienda; de 1.3 para telecomunicaciones…

La proyección hablaba de lograr un equilibrio no solo entre los sectores sino entre las regiones del país y aún entre las empresas receptoras de los contratos.

El diagnostico hablaba de falta de planeación del país hacia el largo plazo; de carencia de un banco de proyectos ejecutivos; de falta de oportunidad en los oficios de autorización de inversión presupuestal; de proyectos ejecutivos incompletos y falta de presupuesto para los mismos, lo que genera muchos cambios y modificaciones con los consiguientes desequilibrios en los contratos, incremento de costos y reclamos a granel.

Nuevo trampolín, pues, para el gran salto.

La posibilidad se mantiene en el éter.

BALANCE GENERAL

El escenario, de cara al primer informe de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, apunta a pasar de la desaceleración a la recesión, con un retroceso, frente a las cifras del año pasado, de 250 mil empleos.

La mediocridad de los últimos 20 años de que habla el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se mantiene intacta, colocándose todas las cartas en las reformas estructurales cuya maduración llegaría al final del sexenio.

Y aunque la inversión extranjera alcanza cifras sin precedente en los primeros nueve meses del año, el eje de ésta se centra en una sola operación: la adquisición del Grupo Modelo por la empresa belga-brasileña AB-InBev.

La inversión nacional no está fluyendo al ritmo esperado. Las altas tasas de interés siguen provocando el vuelo furtivo de capitales golondrinos. El subempleo, la economía subterránea, alcanza al 53% de la actividad económica del país.

La expectativa inicial de crecer al 3.5% se ha caído al 1.8… y algunos bancos hablan ya de 1.2.

El pesimismo es la constante.

 MÁS AVALANCHA CHINA

De acuerdo a la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero, en el más de lo mismo de las tradicionales prácticas desleales de comercio del país de la muralla, subsidios, subfacturación, precios dumping o inferiores a su propio mercado, las importaciones de lámina rolada en frío precedentes de China aumentaron 266.8% en el primer semestre del año.

Si hasta junio del 2011 se sumaban siete mil 199 toneladas, este año se llegaba ya a 26 mil 384. De acuerdo al organismo la persistencia de la catarata coloca en peligro la posibilidad de inversiones por 11 mil 566 millones de dólares que planteaba el sector para los próximos cuatro años.

La apuesta hablaría de generar 20 mil nuevos empleos que se sumarían a los 720 mil actuales del sector.

 SOMBRAS NADA MáS

A escasos 10 días de vencerse el plazo de ley para que la Secretaría de Hacienda entregue su proyecto de presupuesto de ingresos y egresos al Congreso, lo único que ha trascendido son algunos puntos de los Criterios Generales de Política Económica.

El país le apostaría a un crecimiento económico en el 2014 de 4%, con una tasa de inflación de 3%, ubicándose la paridad peso-dólar en 13.50.

De acuerdo a lo previsto, simultánea a la entrega de los documentos llegaría la propuesta de reforma hacendaria, en cuyo caso tampoco hay más claridad que la desaparición de los privilegios fiscales que prevé uno de los compromisos del Pacto por México.

En paralelo, se plantearía un escenario fiscal menos agresivo para Pemex, en especial de cara a su filial Pemex Exploración y Producción.

Albertobarrancochavarria0@gmail.com

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