Autoridades en Texas, Estados Unidos, contemplan establecer medidas de seguridad para proteger a los procuradores de los condados, especialmente aquellos que conducen ante las cortes casos contra criminales violentos.
La consideración de reforzar la seguridad de los fiscales estatales se da luego del asesinato de dos procuradores en el condado de Kaufman en los últimos dos meses.
Las autoridades estatales discurren entre las medidas a tomar, el notificar a los fiscales lo más frecuente posible, de detalles de riesgo para su seguridad y proteger su información personal, como domicilios, teléfonos y otros datos que aparecen en los registros públicos.
El pasado sábado, el procurador del condado de Kaufman, Mike McLelland, y su esposa fueron asesinados a tiros en su casa, justo dos meses después de que el colaborador del fiscal, el subprocurador Mark Hasse, fuera ultimado también a tiros el 31 de enero anterior.
Las autoridades investigan la posibilidad de que pandilleros supremacistas blancos, o integrantes de algún cartel de las drogas, pudieran estar detrás de los asesinatos.
Desde el asesinato de McLelland, las oficinas de procuradores de algunos condados y de otras corporaciones policiales han reforzado la seguridad o la revisión de sus procedimientos.
Brandi Fernández, la subprocuradora que en forma interina ha asumido el cargo de McLelland, está siendo protegida las 24 horas del día.
También el procurador del condado de Harris (que incluye a Houston), Mike Anderson y su familia están recibiendo protección extra.
El temor a las represalias por parte de criminales motivó ya a un subprocurador federal en el distrito sureste de Texas el abandonar los casos de acusación que involucran a los miembros de la pandilla supremacista “Hermandad Aria de Texas”, al argumentar "motivos de seguridad".
Jay Hileman, asistente en la Oficina del procurador federal del Distrito Sureste de Texas, con sede en Houston, notificó a los abogados defensores de los pandilleros acusados que se retiraba de los casos.
Funcionarios de corporaciones policiales de otras entidades también están siendo atacados.
El pasado 21 de marzo, el director de prisiones de Colorado, Tom Clements, fue muerto a tiros en la puerta principal de su domicilio en un suburbio al sur de Denver.
En este caso el presunto homicida fue un supremacista anglosajón que murió dos días después en un tiroteo con la policía en el norte de Texas.
Además, este miércoles, el sheriff del condado de Mingo (en el oeste de Virginia), Walter E. "Eugene" Crum, fue asesinado a tiros cuando comía en el interior de su patrulla.
El sospechoso del ataque, Tennis Melvin Maynard, se recupera en un hospital de dos balazos que recibió por policías que respondieron a la agresión.