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Contexto lagunero

Un libro profundo y claro

Juan Manuel González

A través de la historia, el Ejército Mexicano ha evolucionado en varias de sus facetas: Sus propósitos, sus tácticas, su tecnología y particularmente su proceso educativo el cual presta especial atención al fortalecimiento de los valores y virtudes humanos y militares; se enfoca a desarrollar hombres y mujeres autodisciplinados, plenamente identificados con el instituto armado, con deseos de superación y con un firme proyecto de vida, haciendo que sus miembros tengan una alta estima del cuidado de la salud, el fortalecimiento de sus habilidades y capacidades físicas y mentales y a algo que a mí en lo personal me sorprende gratamente: Una decidida inclinación al estudio y la superación personal.

El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos han generado cambios fundamentales que han permitido estructurar un sistema educativo militar cada vez más compenetrado e identificado con las funciones ciudadanas y con la capacidad de atender la educación profesional de sus integrantes.

La columna vertebral de un ejército la componen el mando, la obediencia y el liderazgo y son lo que sostiene y da vida al arte militar que rodea a las instituciones castrenses. Podríamos pensar que estos tres conceptos son rígidos, inamovibles y sin cambios, pero también evolucionan. Los líderes del Ejército Mexicano siempre han estado ahí y lo estarán, pero conscientes de que "el líder no nace, se hace", saben que tienen que conocer las herramientas de que disponen y nada es improvisado en el ejercicio del mando y el liderazgo porque también saben que el líder debe desarrollar su capacidad para convencer, escuchar y servir a otros.

Conocí recientemente a un General de Brigada, Diplomado de Estado Mayor, el General Adelfo Castillo López, en Puerto Vallarta en una convivencia social. Platicamos y convivimos durante varias horas. La preparación del General Castillo es muy amplia: Ingresó al Ejército como cadete en el Heroico Colegio Militar, estudió en la Escuela Superior de Guerra en la cual se graduó en Licenciatura en Administración Militar, tomo el curso de Formación de Oficiales y el Curso de Mando y Estado Mayor General, en el Centro de Estudios Superiores Navales de la Armada de México obtuvo el título de Maestría en Planificación y Seguridad Nacional y ha sido conferencista en la Universidad de Defensa Nacional de Corea en la República de Corea y tomó el Curso Internacional de Colegas de Inteligencia en Washington, D.C.

Durante nuestra charla de inmediato percibí en el General Castillo su innata vocación castrense y su profundo gusto por el mundo de las letras, temas que antes de conocerlo, yo consideraba irreconciliables. Lector incansable, ha reflejado sus ideas del liderazgo en su libro El Arte de Mandar, en este libro aborda un tema inédito en la bibliografía mexicana sobre liderazgo militar. Aunque El Arte de Mandar está escrito para servir a un sector determinado, el libro ilumina con su sabiduría a los lectores de todas las ramas de la actividad humana, tal y como sucede con la obra del general chino Sun Tzu: El Arte de la Guerra.

La guerra y las letras muchas veces han ido de la mano, muchos de los grandes líderes militares de la historia fueron grandes lectores y/o escritores. Desde Ciro el Grande, conquistador de Media, Lidia, Siria, Babilonia, Palestina y las provincias orientales, hasta el general vietnamita Vo Nguyen Giap, que venció al Ejército Colonial francés y a Estados Unidos en pleno siglo XX.

Algunos de los rasgos más importantes del libro El Arte de Mandar son: La claridad de pensamiento del General Castillo, la capacidad de síntesis, su enorme cultura general y la forma clara, directa y sencilla de exponer sus conceptos y sus puntos de vista

Este libro, lejos de tratar de ser un reglamento o un manual acerca del mando y el liderazgo militar, es un excelente acercamiento lleno de citas de textos literarios y de la cultura universal dirigidos a quienes ambicionan ser mejores soldados y conductores de hombres. Lo más valioso de esta obra del General Castillo está en el hecho de que su aplicación no está confinada al sector castrense, también se aplica a los terrenos empresarial, académico y político. Este libro es una muy buena guía para toda persona interesada en el tema del liderazgo, encuentre su camino teniendo la cultura como eje principal para su desarrollo.

Comparto con los lectores de esta columna algunos de los conceptos del autor de El Arte de Mandar, aforismos propios y ajenos que incluye el General Castillo en su magnífica obra:

• En el ámbito castrense (y en todos los demás, diría yo, JMG), la verdadera obediencia consiste en poner todo nuestro esfuerzo e inteligencia en encontrar los mejores medios para ejecutar una orden recibida y hacerlo eficazmente.

• Una de las bases necesarias que legitiman y fortalecen el mando y el liderazgo es el hecho de que quien los desempeña, comparta con los que manda y lidera las penalidades y éxitos producto de sus acciones.

• El líder y comandante no todo lo sabe y no todo lo puede él solo.

• La educación del comandante y líder, será constante a lo largo de su carrera militar.

• El buen comandante y líder es un hombre orgulloso de ser militar, tanto lo siente, que lo más importante para él es disfrutar de la sensación de haber hecho lo mejor en el devenir de su ejercicio.

• Para ejercer influencia, el comandante y líder precisan de mantener la cordura y los pies bien firmes en el suelo.

• Gran error del líder será creerse omnipotente, sentirse ubicuo y alucinar pensando que el cielo algo le adeuda.

En el libro El Arte de mandar se cumple a plenitud la condición que Ortega y Gasset consideraba menester para ser filósofo: “Ya somos profundos, ahora hay que ser claros”.

jgonzalez2001@hotmail.com €

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