LA COMUNICACIÓN Y SUS &&&&
Una característica muy propia de los individuos que conformamos la sociedad actual es la prisa; resulta hasta divertido utilizar la imaginación para seguir solamente con la vista (excluyendo al oído de nuestra percepción), cualquier escena urbana. De este modo podremos darnos cuenta de qué tan precipitados actuamos en nuestra vida diaria.
Con mucha probabilidad esta aceleración en nuestro actuar nos lleve a una serie de complicaciones que a la larga nos vuelven más difícil la existencia. Partiendo de nuestra personal tendencia a la precipitación solemos esperar que los demás nos interpreten a la primera de cambios, y obren conforme a nuestro pensamiento, lo cual resulta poco menos que imposible, y habrá de generar roces y hasta enojos.
La comunicación en su esquema clásico implica tres elementos: El emisor, el receptor y el mensaje. De este modo hay factores en cualquiera de los tres que terminan por limitar, distorsionar, o bloquear la comunicación.
El mensaje puede ser inadecuado, sesgado o confuso, lo que derivará en mala comunicación. Por su parte emisor y receptor presentan características que vienen a complicar más las cosas, tal es el caso de las expectativas: El emisor envía el mensaje esperando que el receptor lo captará tal y como es. A su vez el receptor puede estar interpretando el mensaje a partir de lo que espera recibir, lo que llega a condicionar más confusiones todavía.
Todos conocemos ejemplos de familias tipo patriarcado dentro de las cuales la palabra del papá es absoluta. Vaya, es tal su dominio que en ocasiones no son palabras sino simples gestos, inflexiones de la voz o sonidos guturales que mandan el mensaje al resto de la familia para que las cosas se cumplan exactamente del modo como el jefe de familia espera que se haga.
Algo similar sucede con algunas parejas dentro de las cuales se maneja un código muy singular, sobre todo por parte de ella: Cuando ella dice "no importa si no lo haces" en realidad está insinuando a su pareja que más le vale que lo haga. El hombre, quien suele ser más llano y directo tendrá que aprender el fino arte de la interpretación de los opuestos para que la relación crezca y florezca. He visto que a los cinco o diez años, si la relación de pareja sobrevivió a alcanzarlos, la comunicación alcanza un nivel de excelencia.
Los niños que nacen dentro de un hogar con este tipo de comunicación rápidamente aprenden la técnica, y de alguna manera se adaptan de manera más que conveniente al código en cuestión.