El domingo pasado, el tiempo avanzaba muy apresuradamente en Querétaro a mediodía. Mientras toda la ciudad se volcaba a la televisión para ser espectadora del partido entre Puebla y Atlas, los minutos parecían llevar prisa por acabar con los sueños de los Gallos Blancos. Empate a ceros al medio tiempo ponía a rezar a los queretanos creyentes para que el equipo jalisciense pudiera por lo menos anotar un gol, no perdían la esperanza de un posible milagro que los pudiera mantener en primera división.
Transcurría el minuto 82 y el 'Toro' Vuoso parecía hacerles el favor; un certero remate de cabeza ponía a temblar a la afición camotera. La expresión de los poblanos se podía percatar desencajada, confundida y hasta triste.
"No te pases, si ganan los Gallos Blancos todo se decidirá en la última jornada", mencionaba cualquier aficionado a otro equipo que no dejaba de ver el partido gracias al morbo porcentual.
Los papeles se invertían, ahora para los poblanos el tiempo avanzaba rápidamente y en la ciudad queretena parecía como si estuviera el partido en 'phantom'.
No bastaron más que tres minutos para que Jonathan Lacerda, defensa del Puebla, devolviera la alegría y emoción a un Estadio Cuauhtémoc al que parecía que le había caído un balde de agua helada encima. Nuevamente Querétaro se ponía de luto futbolístico.
El inmueble poblano explotaba en júbilo al ver que José Alfredo Peñaloza se llevaba el silbato a la boca e indicaba la salvación de los camoteros. Por quinta ocasión en treinta años de existencia, los albiazules perdían la máxima categoría en el futbol mexicano.
Al torneo ya sólo le queda una jornada y a pesar del regular paso de los gallos, manteniéndose en los primeros ocho lugares, su pasado terminó por sepultarlos nuevamente. Los pésimos números en las últimas seis temporadas, aunadas a un mal manejo por una directiva prácticamente fantasma y desinterés de su parte al retrasar sueldos, hicieron que nuevamente se vayan a la liga de ascenso.
Transcurrirán meses y tal vez hasta años para poder determinar si los albiazules pueden volver a pertenecer a la máxima categoría, mientras tanto sólo les queda presenciar el último partido del torneo ante su rival directo en la quema del descenso, el Puebla.
Sigue manejándose la esperanza de la salvación, en caso de que Querétaro gane por diferencia de once goles, pero creo yo que es más probable que en Torreón se vivan días de frío en mes de julio a que eso suceda.
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