Don Enrique, custodio del Recinto de la Revolución en Gómez Palacio. Hemeroteca de “El Siglo de Torreón”.
Don Enrique Ochoa Gutiérrez, nació el 30 de diciembre de 1926 en Gómez Palacio, Durango. Sus padres fueron José Soledad Ochoa Arredondo y la señora Altagracia Gutiérrez Cruz. Su incorporación al trabajo, se dio a muy temprana edad, cuando ingresó a los Ferrocarriles Nacionales de México. En su juventud fue simpatizante del Partido Comunista. Fue participante en el gremio ferrocarrilero contra la dirigencia del sindicato nacional en funciones, llegando a extremos tales, como realizar paros parciales de actividades, hasta llegar a la huelga nacional, en movimientos encabezados por caudillos de la talla de Valentín Campa y Demetrio Vallejo. En consecuencia, todos los participantes debieron pagar con persecución, cárcel y despidos laborales, por lo que continuaron su lucha hasta ser liberados, o reinstalados en sus puestos y hasta lograr sus propósitos iniciales, mediante la satisfacción de sus demandas económicas. Participó en 1988, en las movilizaciones del Frente Democrático Nacional, que abanderaron Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, y que tuvo en La Laguna, uno de sus bastiones más reconocidos a nivel nacional. Fue fundador y militante activo del Partido de la Revolución Democrática. En febrero de 1993 participó al lado de Jorge Torres Castillo y Adrián Puentes Adriano en la marcha a pie denominada “Lázaro Cárdenas en Defensa del Ejido”, que partió de Torreón el día 5 de febrero y que llegó al Zócalo de la Ciudad de México el día 8 de marzo de ese año. Torres Castillo rememora: “Con lágrimas, Enrique recordaba con orgullo aquella marcha en la que participaron en su mayoría mujeres y hombres mayores, muchos de ellos ancianos, que sufrieron lesiones en sus pies. Enrique los atendía y los curaba haciéndose llamar “veterinario”. En las poblaciones a donde llegaba la marcha, arengaba con el micrófono sobre los fines de aquella lucha. Al iniciar y al concluir cada jornada, el ”señor Ochoa” como le llamaban muchos, pasaba lista y cuando pronunciaba su nombre él contestaba “presoo”, en recuerdo al tiempo en que estuvo en prisión cuando militó en el movimiento ferrocarrilero de Demetrio Vallejo. Con su voz y entusiasmo característicos, condujo siempre los Honores a la Bandera hasta el último día de la marcha. En poco más de un mes caminaron más de mil kilómetros, acampando en escuelas, gimnasios, en auditorios públicos, en oficinas ejidales, al aire libre, cuando no había poblados... fue un creyente apasionado de la democracia y enemigo jurado de la injusticia, de la corrupción y la impunidad… miles de mexicanos escucharon la voz de Enrique que informaba sobre los objetivos de una marcha campesina que fue profética en el tiempo, ya que anticipaba que con la contrarreforma al artículo 27 constitucional, se estaba decretando la muerte del ejido que fue uno de los postulados fundamentales de la Revolución de 1910”. Don Enrique, tiempo más adelante, como poseedor de buena voz, participaba en actividades más tranquilas y agradables en grupos bohemios. Colaboró luego, en la fundación de la Organización Ciudadana “Unidos por Gómez Palacio” A.C., y desde 1996, fue custodio del Recinto de la Revolución de Gómez Palacio (Hidalgo y Mártires de 1910), donde sobresalió siempre por su amor a la historia, patria y, en particular, a la Revolución Mexicana. Lamentablemente, don Enrique Ochoa Gutiérrez falleció el viernes 5 de junio, del presente año, arrollado por un vehículo, al salir del inmueble a tomar sus alimentos. Queda indeleble su recuerdo de hombre de bien y de innegable formación nacionalista. “Su voz, su carácter, su ánimo, sus lágrimas, permanecen en la memoria y en el ser, más allá de su existencia física y del tiempo”.(JTC)