De encontrarse en posibilidades y con el ánimo de hacerlo, ¿qué habría escrito el gran Gabriel García Márquez sobre lo que hoy es Venezuela? ¿Cómo describiría la actual situación y los acontecimientos de los últimos meses? ¿El realismo mágico y la contundencia de su prosa bastarían para narrar los ridículos y retórica incendiaria que supuso una campaña presidencial de tan sólo diez días de duración? ¿Relatar catorce años de chavismo le llevaría al Premio Nobel toda una novela o ya de plano varios tomos en fascículos coleccionables? ¿Sería sátira, comedia quizá, o remontándose a los tiempos de la Grecia clásica y sus tragedias, emularía a Edipo y la perversa relación que sostuvo con la madre?
¿De qué modo hubiese explicado García Márquez a sus lectores el periplo y subsecuente desaparición en la isla de Cuba del entonces Presidente Hugo Chávez, y desde qué óptica la amistad y alianzas estratégicas con el régimen cubano de Fidel y Raúl Castro? ¿A Cristina Fernández de Kirchner, hoy viuda por doble partida: Néstor y ahora Chávez, cómo reinventarla si de por sí el personaje real resulta un tanto pintoresco?¿O la pretensión de momificar el cuerpo del extinto líder y erigirle un mausoleo a la vieja usanza leninista o como a Mao en China? ¿Cuántas letras dedicadas al momento donde Maduro comienza a chiflar imitando a un pájaro? ¿O cuando dijo que en la elección del Papa Francisco su antiguo jefe había tenido algo que ver?
¿Venezuela es como "Macondo" o más trágico aún? ¿Le adivinas un final feliz o el mayor de los desastres de cara a los siguientes años? ¿Nicolás Maduro supera al surrealismo y a la ficción característica en la obra de Gabo? ¿En el funeral lo describiría como el mayor de los dolientes o una mala copia de Amalia Mendoza, La Tariácuri, llorándole al amor? ¿Será Henrique Capriles el héroe de la historia? Nunca lo sabremos pues García Márquez ya no escribe, pero vaya que relatar al absurdo no es tarea sencilla. Porque justo eso es hoy Venezuela y su Gobierno: un absurdo de tintes bananeros.
¿Te gusta el cine de Woody Allen, querido lector? ¿Sus viejas películas? Porque déjame contarte que antes de las que hoy se consideran como sus obras maestras -"Annie Hall" y "Manhattan", por ejemplo"- filmó otras no tan buenas, pero no por ello menos mordaces y dotadas de la genialidad y permanente angustia que el simple hecho de existir le causa a Allen, razón por la cual y en sus propias palabras, ha cambiado tantas veces de psicoanalista.
Woody Allen expía a sus demonios haciendo cine y hace un poco más cuarenta años describió perfectamente algo muy similar a la actual Venezuela y a su recién ungido líder, Nicolás Maduro, en "Banana's", cinta donde el personaje central llamado Fielding Melish, un probador de productos inseguro y de frágil temperamento, se enamora de una activista política preocupada por la situación de la República de San Marcos y decide seguirla e involucrarse en la revolución de aquella pequeña y chusca nación.
"Allen se sirve de la fragilidad política de los países sudamericanos para desplegar una sátira sobre las dictaduras y la revolución, aposentada en una serie desigual de viñetas humorísticas que, en tono delirante, beben del slapstick, el absurdo y el surrealismo", se lee sobre "Banana's" en un portal especializado en crítica de cine. Tengo casi todas las películas de Woody Allen y, por supuesto, en la colección no falta "Banana's", la cual habré de ver muy pronto de nuevo para así entender qué demonios pasó en Venezuela el domingo.
En palabras de Don Pedro Ferriz Santacruz: "Es que ya no sé si reír o llorar o ponerme a rezar", cuando pienso en Venezuela. Pobres. Porque si el futuro de un país pudiese compararse a jugar "Maratón", sin duda habría ganado la ignorancia. Y claro, todo sucedió por eso y por culpa de un pajarraco chiflador…
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