Programa. Experto señala que una cruzada contra el hambre es insuficiente y se puede interpretar como una limosna.
El investigador Adolfo Sánchez Almanza, de la UNAM, dijo que la Cruzada Nacional contra el Hambre, cuya primera etapa inició ayer, es una iniciativa importante, pero debe acompañarse de medidas que ataquen las causas de la pobreza.
"Tenemos que ver varias cosas si se pretende atender causas estructurales de la pobreza, en este caso pobreza alimentaria, tendríamos que ir a explicar las causas de la desigualdad y de la injusticia de tipo estructural", señaló en entrevista el integrante del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE).
Eso, comentó, pasa por varios temas que van desde el modelo económico que tenemos y que genera esa pobreza, la falta de crecimiento económico, la falta de empleo y la falta de ingreso suficiente para estas personas que no pueden cubrir sus necesidades alimentarias.
Además, señaló, no se ha explicado con más detalle cuál va a ser la estrategia completa, en principio -por ejemplo- se está hablando de 7.4 millones y de acuerdo con las propias cifras oficiales del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), los pobres que no tienen ingreso para alimentos son 23 millones.
Luego en estos programas siempre hay errores de inclusión o exclusión, porque se aplican criterios de focalización, que son rígidos y que generan estigma social", señaló el especialista universitario.
"Aquí es un tema de tener cuidado, evitar eso, que tiene que ver justamente con el hecho de que el programa se está acotando a 400 municipios y delegaciones, es una cobertura, población objetivo, limitada para los problemas asociados al tema alimentario", planteó. El especialista de la UNAM consideró que la puesta en marcha pudo haber contado con un diagnóstico más completo y tener un enfoque diferente.
Por ejemplo, dijo, pensar en la fortaleza de la organización de las comunidades con un enfoque territorial de desarrollo, donde se puedan coordinar políticas en el territorio, "en los municipios o regiones, es más fácil organizar las acciones".
Sin embargo, añadió "seguimos viendo una estrategia vertical, donde las secretarías van a llegar de manera vertical sin coordinación en el territorio", y citó programas como el de Solidaridad o Progresa entre otros, que dijo, "no lograron reducir la pobreza en México pese a los recursos que se le canalizaron".
Por ello, consideró que "si el camino no se complementa", "si no se atienden ahorita asuntos de diseño e instrumentación", la Cruzada contra el Hambre podría tener el mismo resultado que los programas que la antecedieron.
Los riesgos del la cruzada
Para el investigador el programa debería atender a una población mayor:
⇒ Se corre el riesgo de un uso clientelar y partidista de la Cruzada. Se debe atender con un enfoque de derecho, en donde la población sea derechohabiente, sean ciudadanos con derechos y el Estado sea garante de los mismos.
⇒ Además se corre el riesgo de que se convierta en dádivas o limosna que se prestan a la manipulación política.
⇒ Para evitar un uso clientelar del programa se debe contar con la participación activa de la población y de las comunidades, que sea la misma población quien participe en la distribución de los alimentos.