Tal parece que México siempre está imbuido en crisis periódicas en las cuales el gobierno, la iniciativa privada y la sociedad se ven en la necesidad de intervenir dentro de su ámbito para poder salir a enfrentar los problemas correspondientes.
Es una realidad que los gobiernos que enfrentaron las crisis financieras de 1970-1990 lo hicieron de manera directa y sin miramientos. De una manera u otra el país resolvió sus crisis y, por casi 20 años, ha evitado una más, pero eso no quiere decir que ha logrado construir una plataforma que permita dar certidumbre para el crecimiento sostenido de la economía y menos aspirar a la demagogia de que somos un país moderno y competitivo con las grandes potencias.
La verdad es que México se ha quedado siempre a la mitad del río, en esta época el estandarte son las múltiples reformas políticas, las cuales en realidad, en mi opinión, no garantizan nuestra consolidación. A pesar de las múltiples declaraciones de lo que representara la luz verde para las iniciativas del Ejecutivo y las declaraciones en el Congreso, no podemos confiar que se puedan resolver las demandas de la sociedad.
Las demandas sociales es indudable que las reformas energética, fiscal, educativa, laboral y política pueden significar avances en las aspiraciones que los mexicanos tenemos, sin embargo la falta de dinamismo de la economía, la falta de empleo y las desigualdades sociales están complicando nuevamente estas aspiraciones.
Como lo comenté en mi artículo anterior por tomar en consideración las iniciativas que se están viendo en el Congreso, la fiscal, que obviamente tiene tantos detractores, no va a ser como lo dijo el Ejecutivo, y particularmente Hacienda, de "gran calado", y además tiene la particularidad de que inevitablemente va engarzada a la reforma energética y por lo mismo permítame algunos comentarios sobre estas dos iniciativas, a riesgo de que usted ya las conoce.
Es prácticamente imposible en la reforma fiscal que pueda aprobar el Poder Legislativo y en la forma que algunos recortes se están realizando puedan permitir que nuestra economía crezca entre 3 y 4% para 2013 y por ello el secretario de Hacienda y el propio Banco de México han bajado las expectativas de crecimiento que se tenían al inicio del sexenio.
Es cierto que la coyuntura internacional ha sido adversa pero también lo es que en el caso de la actividad en México y el PIB entró en una marcada senda de desaceleración e incluso el FMI pronostica que México crecerá en 1.2% para este año, lo cual es preocupante.
En lo que se refiere a la reforma energética, los expertos han mencionado lo siguiente:
"Si el gobierno pretende una nueva paraestatal para vender el petróleo en el extranjero, equivale a tener una Conasupo", también se pronostica que una figura de comercializadora "tal como lo plantea la Secretaría de Hacienda va contra el sentido económico de un contrato de utilidad compartida que no funciona en nuestro caso como los que se usan en otra parte del mundo", de esta manera se podrían continuar enumerando comentarios no de un servidor sino de expertos en ambas materias que ya mencioné, la fiscal y la energética.
En corto se nos invita a la reflexión que en otros sexenios hemos vivido, ¿en realidad hay claridad en el rumbo…?.
