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Cuando los fármacos se vuelven adicción

El abuso de los fármacos ocurre cuando se emplean sin ser prescritos por un médico, cuando pese a ser recetados se incrementa la dosis sin estar indicado o cuando se les combina con otras sustancias como el alcohol. INGIMAGE

El abuso de los fármacos ocurre cuando se emplean sin ser prescritos por un médico, cuando pese a ser recetados se incrementa la dosis sin estar indicado o cuando se les combina con otras sustancias como el alcohol. INGIMAGE

EL UNIVERSAL

Ana tiene una confusa adicción. Es dependiente de los medicamentos. Los fármacos producidos para curar y salvar vidas, la llevaron a un hospital siquiátrico y al borde de la muerte.

En Estados Unidos el abuso en el consumo de medicamentos de prescripción es un problema de salud pública, pues ocupa el segundo lugar en la lista de adicciones a nivel nacional, sólo por debajo de la mariguana y encima de la cocaína, los alucinógenos, los inhalantes y la heroína, revelan datos del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés).

En México, las dimensiones de esta adicción se desconocen, no hay estadísticas y solamente una encuesta realizada en 2008 detectó que tan sólo 1% de los entrevistados había consumido una vez en su vida medicamentos sin prescripción, hace suponer a los especialistas que el problema en nuestro país es menor.

Sin embargo, no lo consideran así los encargados de los clubes de adictos anónimos, quienes aseguran que esta adicción va en aumento, sobre todo entre mujeres adultas y jóvenes que consumen otras drogas ilegales.

La dependencia de Ana a las medicinas comenzó cuando ingirió calmantes para apaciguar la angustia que le provocaba ver a su hijo menor enfermo. Como casi no dormía, tomaba hasta seis aspirinas con refresco de cola y energetizantes para mantenerse despierta y poder trabajar, cuidar a su hijo y hacer las labores del hogar.

Debido a que tampoco comía, la cabeza comenzaba a dolerle a diario. Entonces Ana tomaba analgésicos para atacar la cefalea y pastillas para calmar la gastritis. Como las crisis nerviosas eran cada vez más agudas, un médico le recetó calmantes y antidepresivos cuyas dosis ella duplicó "porque ya no me hacían efecto".

Los detonantes

El doctor Jesús Antonio Orueta Álvarez, subdirector de Hospitalización y Proyectos Clínicos de los Centros de Integración Juvenil (CIJ) -especializados en la investigación, atención y prevención de las adicciones-, señala que el abuso de los fármacos ocurre cuando se emplean sin ser prescritos por un médico, cuando pese a ser recetados se incrementa la dosis sin estar indicado, cuando se les combina con otras sustancias como el alcohol, cuando se suspende un tratamiento sin autorización y cuando son recomendados por personas que no son especialistas.

La adicción de Ana siguió creciendo. Dejar de comer le provocó una anemia que la obligó a consumir vitaminas en tabletas. Posteriormente, como su esposo enfermó de insuficiencia renal terminal, ella siguió consumiendo un coctel diario de píldoras para mantenerse activa, poder trabajar día y noche y cuidar de su hijo enfermo y su esposo desahuciado.

Para el día en que se esposo murió -hace un año- Ana ya experimentaba extrañas sensaciones. Le parecía que ella y su realidad caminaban rumbos distintos. "Yo ya estaba muy mal de tanta pastilla. Me desconecté de la realidad y ni siquiera recuerdo muchas cosas del velorio de mi esposo".

Como su familia pensó que había enloquecido por el dolor que le causó la muerte de su esposo, Ana fue internada en un hospital siquiátrico donde la mantuvieron amarrada a la cama y medicada con calmantes para que permaneciera dormida.

Su hijo mayor la sacó del hospital ante la súplica de ella, quien cayó en una depresión que la hizo consumir en minutos todas las pastillas que se encontraban a su alcance.

Como no consiguió la muerte, Ana decidió salir de su casa y conducir su auto hasta la farmacia más cercana para obtener más medicamentos, pero perdió el control del vehículo y chocó contra un poste.

Una de las personas que la auxilió en el accidente, al ver su estado y conocer su situación, le sugirió integrarse a un grupo de drogadictos anónimos para superar su adicción a los medicamentos, a cuyas sesiones Ana asiste desde hace cuatro meses con la promesa de superar su problema.

Drogas ilícitas

Los especialistas consideran que la adicción a los medicamentos es un fenómeno complejo, pues se trata de fármacos legales, de libre disposición en su mayoría, cuyos efectos, si se consumen en dosis excesivas y sin prescripción médica, son similares a los producidos por estupefacientes ilegales y hasta pueden ocasionar la muerte.

Sin embargo, aclaran que no hay que satanizar a los medicamentos, pues cuando son prescritos por un doctor a un paciente enfermo bien diagnosticado que sí los necesita, cumplen con su función, que es la de devolver la salud.

"No es un problema del fármaco en sí, sino el uso que se le da. Si se prescribe a un paciente mal diagnosticado o si su empleo es injustificado, entonces sí puede llegar a causar problemas y en dosis altas puede llegar a ser adictivo", explica Mario González Zavala, siquiatra en adicciones y subdirector de Operaciones Intersectoriales en Salud Pública de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic).

La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) identificó algunos de los medicamentos de los que más se abusa en su consumo. Se trata de los analgésicos (medicamentos para el dolor, algunos derivados del opio) como las aspirinas, el acetaminofen, el hydrocodone, el oxycodone y el fentynal.

También se incluye los sedantes y ansiolíticos para tratamiento de la ansiedad y trastornos del sueño como el alprazolam, diazepam y otras benzodiacepinas, así como los estimulantes en los que se incluyen las anfetaminas y otros fármacos usados en el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad como el ritalín.

La DEA ha alertado que en dosis altas y no prescritas, estos medicamentos pueden generar diversos efectos nocivos como afectación del ritmo cardiaco, paranoia, sicosis, depresión respiratoria y hasta la muerte.

Un estudio realizado por la Universidad de Michigan en 2010 titulado Observación del futuro reveló que 59.1% de los estudiantes que se drogaban con medicamentos de prescripción en altas dosis o en su combinación con otras sustancias, obtenían los fármacos de parientes y amigos y sólo en 32% habían sido prescritos por un médico.

Descartan situación de emergencia

La Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud de ese mismo año demostró que en Estados Unidos, cada día unas 6 mil 600 personas consumían medicamentos sin receta y que la edad promedio de los adictos a ellos tenían entre 18 y 25 años, en su mayoría hombres.

Mario González Zavala, especialista de la Conadic, señala que muchos de los medicamentos para el dolor y estimulantes que causan adicción en Estados Unidos no están a la venta en México.

El especialista considera que, a diferencia de lo que ocurre en la Unión Americana, el abuso en el consumo de medicamentos no es un problema emergente en México, pues los datos que se obtuvieron de la Encuesta Nacional de Adicciones señalan que en 2002 el 1.1% de los entrevistados consumió fármacos sin receta alguna vez en su vida y en 2008 esa cifra bajó a 1.0%.

"Esto quiere decir que hubo un decremento y por eso en la última Encuesta Nacional de Adicciones de 2011 no se contempló medir el consumo de medicamentos", explica.

Oscar Guajardo, siquiatra de Narcóticos Anónimos, asegura que aunque no es tan visible el problema, la adicción a los fármacos está creciendo en México. "Es común que ahora a las sesiones de terapia lleguen mujeres que por tanto trabajo y estrés dentro y fuera de casa se hayan vuelto adictas a las pastillas y un fenómeno que empezamos a ver es el de los jóvenes que quieren dejar la mariguana o la cocaína pero que la sustituyen con medicamentos... están tomando mucho la cafiaspirina con coca y el clonazepam con alcohol.

Dicen que, al igual que otras drogas, les genera o mucha tranquilidad o euforia, y eso hace que las tomen una y otra vez, pero claro, tienen el estómago deshecho".

Jesús Antonio Orueta Álvarez, de los Centros de Integración Juvenil, indica que esta adicción existe en México pero no en niveles elevados debido a que hay un mayor control en la prescripción y disposición de ciertos medicamentos que pudieran resultar peligrosos si se consumen en exceso.

La adicción a los medicamentos, le ha causado a Ana muchos problemas de salud: anemia aguda, gastritis, estados ocasionales de confusión y pérdida progresiva de la vista. "Para acabar con esta adicción primero tengo que aceptar que me he desgraciado la vida por querer solucionar todo con pastillas", admite.

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