Cumbia. Tropicalísimo Safari puso a bailar a los fieles en la iglesia de Santa Cecilia.
Miguel Martínez Durán cantaba mientras quitaba el polvo a los coches, en la avenida Morelos de Torreón. Soñaba con tener su propio grupo musical. Un día Santa Cecilia y su trabajo le cumplieron ser el líder de una agrupación: Tropicalísimo Safari.
"Orgullosamente tengo mi oficio de lavacarros, ahí en la Ávila Camacho. A mí me gusta trabajar y seguir adelante. La música es lo que más me gusta".
Tropicalísimo Safari nació porque para Miguel trabajar en Torreón es como andar en un safari, por eso se le ocurrió el nombre.
Don Miguel asegura que aunque su grupo es tropical, ellos son versátiles y en las fiestas tocan de todo. Él canta, baila, toca la batería y lastumbas.
"Empecé con las tumbas cuando andaba con el grupo la Toma de Torreón, con el favor de Dios y de Santa Cecilia hice mi grupito. Mi hijo toca las tumbas y yo toco la batería".
Apenas tiene dos años, pero su nieto también gusta de tocar la batería y bailar mientras su padre y abuelo trabajan. "El que viene volando es mi nieto, viene con muchas ganas, quiere tocar la batería. Le gusta tocar todo, yo quiero que se enseñe a tocar el teclado para cuando crezca".
LA PATRONA Encomendarse a su santa patrona Santa Cecilia es lo primero que hacen cuando les toca trabajar en alguna ranchería y es que durante el camino nunca falta una llanta ponchada o hasta que se les descomponga el carro.
"Le pedimos a la virgencita de Santa Cecilia siempre que salimos a trabajar fuera, lo que pasa es que nos ponchamos o nos quedamos sin gasolina, es lo que pasa siempre. Le pedimos, ayúdanos patroncita y ella nos ayuda".
En agradecimiento a San ta Cecilia ofrecen cantar por varias horas afuera de la iglesia.
BAJó EL TRABAJO Últimamente el trabajo ha escaseado, la gente ha dejado de hacer fiestas y Tropicalísimo Safari busca el sustento en bares o en donde los contraten.
"Ya no ha habido nada, hay muy poco trabajo para nosotros. Antes había más fiestas, pero se acabó. Nosotros queremos remontar el vuelo otra vez".
"A mí me gusta de todo, pero me gustan las de Los Freddys, de todo un poquito. A ellos los he ido a ver y hasta los he saludado".
Mil a mil 500 es el precio por una hora, todo depende de la distancia y del arreglo al que llegue con los clientes, pero dice Don Miguel que garantizan diversión y la gente no se arrepentirá de contratarlos en la calle Múzquiz, 321, los encuentran.
