A mano. Todo el proceso se realiza a mano, para ello hay que meter la mano a la olla del engrudo y con los dedos pegar el periódico sobre el armazón.
Una piñata bien hecha debe resistir y no soltar los dulces al primer golpe, asegura Carlos Corral, quien se dedica a fabricar piñatas de todas formas y colores. Originario de Durango, fue claro al decir que sin piñata no hay posada.
En el taller de Don Carlos, ubicado en el Diagonal Reforma, hay un sinfín de periódicos viejos y es que el papel periódico es el alma de las piñatas, se pegan con engrudo y finalmente se "viste" con papeles de colores. El negocio se llama "Casa de la piñata".
Tradición
La abuela de don Carlos fue la pionera en la familia en la realización de piñatas. Fue ella quien les enseñó la técnica. Él desde hace 15 años se dedica al negocio, junto a su familia.
"Mi abuela en alguna ocasión hacía piñatas, por ahí la vimos y después de muchos años reinventamos el proceso para hacer piñatas. Fue el hambre y la necesidad. Ahorita conmigo trabajan mi esposa y mis hijos".
Relató que anteriormente las piñatas se hacían de jarro, para ahí colocar los dulces. Posteriormente se revestía. Hoy la piñata ya no se manufactura así, su peso es liviano y es muy resistente.
Aseveró que en su negocio sólo se elaboran piñatas de calidad, ello significa que sus piñatas resisten los golpes
"Nuestras estrellas resisten muy bien".
"Sin piñata no hay posada" Todo el proceso es a mano.
Engrudo
El secreto está en el engrudo, asegura María Luisa de León, el agua debe estar muy bien hervida. De acuerdo al proceso establecido en la "Casa de la Piñata".
