De colores
El arte de combinar los colores se cuida mucho a la hora de seleccionar el atuendo, pero suele subestimarse en una zona quizá más importante: el rostro, lo primero que atrae la atención de quien te ve, y por lo tanto si no lo armonizas puedes estar proyectando una imagen desfavorable.
¿Te has puesto a pensar en cuántas posibilidades de color existen en el área de tu rostro? En el contorno hay melenas negras, castañas, rubias de distintas intensidades, pelirrojas y grises. En el centro, ojos cafés (los más comunes), negros, miel, verdes, azules, grises. Mientras que como fondo (en nuestra raza) la tez suele ser blanca, morena, ligeramente amarillenta, anaranjada (si está bronceada), cada una en diferentes variedades.
Haz memoria y seguramente recordarás que alguna vez has visto a una persona morena con ojos muy claros, y cómo ese contraste atrajo tu atención de inmediato. Pues aunque a simple vista no lo parezca, eso mismo pasa con todos, aun quienes tenemos los tonos más ‘comunes’. Y se hace más notorio porque la mayoría de nosotros hace modificaciones a la mezcla que ya tiene de nacimiento. ¿Cómo? Con tintes (que incluyen colores de lo convencional a lo llamativo: azules, morados, rosas, verdes, amarillos...), labiales y sombras, lentes de contacto y demás.
Lo importante entonces es saber armonizar esos tonos extra para vernos de la mejor manera posible y sobre todo evitar caer en extremos que a veces rayan en lo ridículo, proyectando ‘cara de payaso’. Hoy tenemos para ti varios consejos al respecto. Revísalos, mírate en el espejo para que veas tus opciones y ¡manos a la obra!
OBSERVA TU PELO
Regla básica para hombres y mujeres: mientras más claro sea tu pelo, mayor contraste se verá con tu cutis si te bronceas. Así que vigila cuánto tiempo pasas bajo el sol.
En el caso de ellas, el pelo en sus diversas tonalidades da la pauta para utilizar maquillaje o no. Por ejemplo, si lo tienes:
Rubio. No te favorece andar de cara lavada; pero si te excedes al pintarte, parecerás miembro de un circo; la palabra clave: equilibrio. Debes buscar colores cálidos y marrones.
Castaño. Hay una amplia gama que puedes utilizar pero sin caer en la exageración: olvídate de traer sombras simulando el arcoíris. Utiliza rubor de matices suaves y combina con labiales a juego.
Negro. Es básico que no recargues mucho tu maquillaje, en especial las sombras, ya que tus facciones se pueden ver con expresión de enfado u enojo.
Rojo. Se presta a experimentar con texturas y tonos suaves. Hay que utilizar maquillaje muy natural, labios claros o marrones. Una pésima idea es querer traer todo rojo: rubor, labios, sombras.
Cano. Las canas no siempre van de la mano de la edad; en cualquier caso, es mejor no utilizar tonalidades grises en el rostro, hay que darle algo de color pero sin llegar a los extremos. Una posibilidad son las sombras en café y labios también de pigmento fuerte.
Si siempre has soñado con ser rubia o pelirroja, o incluso te atrae la idea de teñirte de un color de fantasía, toma en cuenta que sea un tono acorde a tu piel. No se trata de que parezca que es tu cabellera natural (aunque sería lo ideal), sino de que se vea que escogiste el tinte pensando en lucir bien.
¿Y ESOS ARQUITOS?
El color de las cejas tiene, sin duda, una gran importancia a la hora de maquillarse ya que son el marco no sólo de los ojos sino de toda la cara, e influyen en su aspecto.
-Las cejas muy negras confieren un aspecto duro y hostil, roban presencia a los ojos; si este es tu tono natural, procura disminuir su grosor.
-Las cejas muy claras destacan poco y no dan suficiente fuerza a la mirada. Hay que darles un poco de intensidad con ayuda de lápiz o sombra, cuidando no exagerar.
Algo fundamental, básico a tomar en cuenta (y muchas veces olvidado) es la relación que existe entre el color del cabello y el de las cejas. Por ejemplo si se tiñe el pelo de rubio claro o pelirrojo, y se dejan las cejas muy oscuras, el rostro adquiere una expresión vulgar. La diferencia entre el cabello y las cejas nunca debe excederse de dos tonos.
SÓLO PARA TUS OJOS
A la hora de escoger el maquillaje para tus párpados es esencial combinarlo con el de tu iris, sea este natural o procedente de un estuche (es decir, si te gusta usar lentes de contacto). Te enseñamos a sacarles el mejor partido con la siguiente tabla:
Elegir las sombras también comprende otros aspectos:
-Las mujeres morenas y bronceadas pueden usar sombra amarilla, excepto si tienen ojos azules, ya que darían un aspecto enfermizo.
-Las sombras naranjas son ideales para las pieles bronceadas.
-Las grises son perfectas para quienes son rubias.
ESTA BOCA ES MÍA
Entre las facciones, los labios constituyen un rasgo muy personal y atractivo. Además, junto con los ojos, la boca es una de las partes más móviles de la cara, por eso son como un imán para quien nos observa y eso no debe desestimarse, por ningún motivo.
En el renglón de los labiales, la gama de colores es enorme; de ahí que sea uno de los cosméticos más utilizados en el mundo. Hay quienes salen de casa sin sombra o rubor, pero no sin al menos un poco de brillo.
La paleta para los lipsticks disponibles en el mercado cambia continuamente, al menos cada temporada. Una buena manera de elegir el adecuado para ti, es buscar uno que combine con el tono de tus ojos. Toma como punto de partida la siguiente tabla:
Consejos finales:
-El lipstick naranja funciona con párpados en color tierra, pero no con los azules.
-Los rosa pálido van bien con sombras azules; los de tono rojos con sombras en morado y malva.
-Vale la pena hacer un paréntesis para decir que cuando el cutis ya porta arrugas, es mejor renunciar tanto a sombras como a labiales oscuros o violetas, ya que tienden a envejecer a quién los usa.
ARMONÍA = BELLEZA
Los consejos que hoy te presentamos están basados en recomendaciones de expertos, y pueden ayudarte a resaltar de manera favorable los colores que llevas contigo siempre. Aunque parece increíble, todavía abundan las personas que se maquillan con lo que tienen simplemente porque ya lo compraron, así como hay hombres y mujeres que se tiñen el pelo porque está de moda, sin fijarse en cómo se verán con el tinte que adquieren. No caigas en ese gran error. Convierte tu rostro en un lienzo de belleza, no en una pintura abstracta.
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