El campo
Convivir con la naturaleza.
Experiencia saludable e inolvidable que tanto hemos disfrutado.
Lo mismo en parajes llenos de vegetación que en el mismo desierto.
Cada lugar tiene su encanto, entre le vegetación días y noches están llenas de emoción, porque siempre se debe tener los sentidos alerta, para captar y saber distinguir los mil ruidos que provocan, o bien los animales que ahí viven o el crujir de las ramas o la caída de objetos, bien de los árboles o de las montañas.
Pero los días y noches en el desierto son los más hermosos de cuantos podemos recordar. En el día usted puede encontrar los seres vivos del reino animal más variados e increíbles, como las famosas ratas canguro, las gigantescas tortugas de la Zona del Silencio que pasean por el campo árido con gran tranquilidad y parsimonia o venados que corretean sin miedo. Aunque lo más maravilloso está reservado para la noche, adornada con un firmamento tachonado de estrellas increíble. Luego empieza el concierto que ejecutan cientos de ejemplares que habitan en los contornos desde grillos hasta lechuzas, y diferentes ejemplares que se sienten liberados por la oscuridad.
En la Zona del Silencio es común ver la caída de meteoritos por esta época del año.
Ahora que si se acompaña de personas que conozcan y gocen el campo, la dicha es total. Como olvidar los viajes que hicimos acompañados de Manuel Enríquez, caricaturista estrella de esta casa. Conocía mil secretos del campo y sabía cómo sobrevivir en él, en casos de emergencia.
Aquí, Mike, -nos decía- usted no se muere de hambre ni de sed y tiene todo para vivir, decía, y muchas veces nos lo demostró, por ejemplo comía raíces de muchas plantas, cortaba un quiote y bebía su fresco líquido, lo mismo del maguey. Y una vez nos mostró una planta que proporcionaba jabón para lavar la ropa. Por él conocimos también muchas plantas medicinales.
Era un placer viajar en su compañía así que en gloria esté su alma.