Cómodamente
Sentados en el mejor sillón de la casa, muchos quisieran pasar la vida.
Sin que nadie los molestara, sin que nadie los distrajera, sin sentir calor, ni frío, sino siempre en el confort del clima ideal.
Estar siempre sano y disfrutando de las más variadas y ricas viandas, acompañadas por supuesto de sus bebidas preferidas.
Incluso les gustaría tener un control remoto muy especial para cambiar fácilmente de canal y escuchar, ver y sentir sólo lo que les complace.
Pero, ¿sería ésta la esencia del vivir?
¿Apartados de la realidad, conociendo solamente cosas bellas?
¿En un mundo irreal donde sólo existiera la felicidad?
Eso, no existe, ni existirá jamás.
La vida es un cúmulo de vivencias, de cambios, de conductas diferentes, y asimilarlas y comportarse adecuadamente en cada etapa es el secreto del saber vivir.
La vida es dicha y tristeza, retos, logros, y está hecha para el ser humano, al que se le ha dotado de todo lo necesario para iniciar desde temprano su eterna lucha para salir avante, y así irse fortaleciendo día a día al enfrentar esa amalgama de cambios que nunca termina.
La vida tiene retos de la más diversa índole, donde de pilón aparecen las más variadas enfermedades, cada una con su dosis de peligro, para conocer la capacidad de cada quien para enfrentarlas.
La vida no es para pasarla en cómodos sillones, donde se forman sólo telarañas que dañan el mismo cerebro.
La vida es para vivirla a plenitud con los mil retos que tiene desde que se nace, y por ello resulta interesante y muy atractivo el llegar a metas que nos vamos proponiendo, porque cada una es sólo una etapa y no un fin.
No eluda sus responsabilidades, ni las delegue a otro, porque el éxito no sería suyo y usted quedaría marginado cuando al final del camino se entreguen con justicia los reconocimientos o los olvidos.
Enfrentar los retos del vivir en saber vivir.
La fortaleza del ser humano se adquiere al igual que la del acero. La templanza la dan los cambios.
El cómodo sillón déjelo para otros, usted merece algo mejor.